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bueno aki aporto dos poemas mas, espero q no esten repetidos :roll:
personalmente me encantan y tb me identifico muxo con eyos Jose Batres Montufar YO PIENSO EN TI Yo pienso en tí, tú vives en mi mente sola, fija, sin tregua, a toda hora, aunque tal vez el rostro indiferente no deje reflejar sobre mi frente la llama que en silencio me devora. En mi lóbrega y yerta fantasía brilla tu imagen apacible y pura, como el rayo de luz que el sol envía a través de una bóveda sombría al roto marmol de una sepultura. Callado, inerte, en estupor profundo, mi corazón se embarga y se anajena, y allá en su centro brilla moribundo cuando entre el vano estrépito del mundo la melodía de tu nombre suena. Sin luchas, sin afán y sin lamento, sin agitarme en ciego frenesí, sin proferir un sólo, un leve acento las largas horas de la noche cuento ¡y pienso en ti! ////////////////////////////////////////////////// Leopoldo Lugones SI EM MI TRISTEZA REPARA Si en mi tristeza repara tu implacable frialdad, me preguntas por quien lloro... ¡Por quién podría llorar! Si contemplando una estrella me abismo en la soledad, en quién pienso, me preguntas... ¡En quién podría pensar! Si en la alta noche dormido me arranca quejas mi mal, me preguntas con quién sueño... ¡Con quién podría soñar! Si mi hondo desasosiego, vagabundo me echa a andar, a quién busco, me preguntas... ¡A quién podría buscar! Y cuando invoco la muerte, cansadoya de sufrir, de qué muero, me preguntas... ¡De qué podría morir! |
Reír llorando
Autor: Juan de Dios Peza Viendo a Garrik, actor de Inglaterra el pueblo al aplaudirlo le decía: - Eres él más gracioso de la tierra y él más feliz... Y el cómico reía... Víctimas del "Spleen" los altos lores en sus noches más negras y pesadas iban a ver al rey de los actores y cambiaban su "Spleen" en carcajadas. Una vez ante un medico famoso llegose un hombre de mirar sombrío - Sufro - le dijo - un mal tan espantoso como esta palidez del rostro mío. Nada me causa encanto ni atractivo No me importa mi nombre ni mi suerte. En un eterno "Spleen" muriendo vivo, y es mi única pasión la de la muerte. - Viajad y os distraeréis - Tanto he viajado! - Que os ame una mujer - Si soy amado! - Un titulo adquirid - Noble he nacido! - Pobre seréis quizás? - Tengo riquezas. - De lisonjas gustáis? - Tantas escucho! - Que tenéis de familia? - Mis tristezas. - Vais a los cementerios ? - Mucho... mucho. - De vuestra vida actual, tenéis testigos? - Sí. Mas no dejo que me impongan yugos. Yo les llamo a los muertos mis amigos y les llamo a los vivos mis verdugos. - Me deja - agregó el medico - Perplejo vuestro mal; mas no debo acobardaros. Tomad por receta este consejo: Sólo viendo a Garrik podrás curaros. - A Garrik? - Sí a Garrik! La más remisa y austera sociedad le busca ansiosa. Todo aquel que lo ve muere de risa... Tiene una gracia artística asombrosa! - Y a mí me hará reír? - Sí! Os lo aseguro. Él sí. Nadie mas que él. Mas... Qué os inquieta ? - Así - dijo el enfermo - no me curo. Yo soy Garrik! Cambiadme la receta! - Cuántos hay que cansados de la vida, enfermos de pesar, muertos de tedio, hacen reír como el actor suicida... sin encontrar mal para su remedio! Oh! Cuantas veces al reír se llora! Nadie en lo alegre de la risa fíe. Porque en los seres que el dolor devora el alma llora cuando el rostro ríe... Si se muere la fe, si huye la calma, si sólo abrojos nuestra planta pisa, lanza a la faz la tempestad del alma un relámpago triste: la sonrisa El carnaval del mundo engaña tanto que las vidas son breves mascaradas. Aquí aprendemos a reír con llanto! Y también a llorar con carcajadas! |
Mi vida es un erial
flor que toco se deshoja, que en mi camino faltal alguien va sembrando el mal para que yo lo recoja. G.A.Becquer |
Permitidme que me cite a mí misma recitando este poema esta noche.... :roll: XX Puedo Escribir Pablo Neruda Puedo escribir los versos mas tristes esta noche. Escribir, por ejemplo: 'La noche estra estrellada, y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.' El viento de la noche gira en el cielo y canta. Puedo escribir los versos mas tristes esta noche. Yo la quise, y a veces ella tambien me quiso. En las noches como esta la tuve entre mis brazos. Le bese tantas veces bajo el cielo infito. Ella me quiso, a veces yo tambien la queria. Como no haber amado sus grandes ojos fijos. Puedo escribir los versos mas tristes esta noche. Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido. Oir la noche inmensa, mas inmensa sin ella. Y el verso cae al alma como al pasto el rocio. Que importa que mi amor no pudiera guardarla. La noche esta estrellada y ella no esta conmigo. Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. Mi alma no se contenta con haberla perdido. Como para acercarla mi mirada la busca. Mi corazon la busca, y ella no esta conmigo. La misma noche que hace blanquear los mismos arboles. Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. Ya no la quiero, es cierto, pero cuanto la quise. Mi voz buscaba el viento para tocar su oido. De otro. Sera de otro. Como antes de mis besos. Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos. Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido. Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos, mi alma no se contenta con haberla perdido. Aunque este sea el ultimo dolor que ella me causa, y estos sean los ultimos versos que yo le escribo. |
LA GOLONDRINA
Una vez juntos, al atardecer estábamos en el viejo puente. Te pregunté:..-¿Ahí, de aquella golondrina te acordarías hasta la muerte? Y tu me contestaste: *¡Claro seguramente!.. ¡Y cómo lloramos juntos, de repente cómo gritó la vida en su vuelo rasante! *¡Hasta mañana, hasta siempre, hasta la muerte! Una vez, en el viejo puente... |
LA CABEZA DEL RAWÍ
(Cuento oriental) A Emelina. I ¿Cuentos quieres, niña bella? Tengo muchos que contar: de una sirena de mar, de un ruiseñor y una estrella, de una cándida doncella que robó un encantador, de un gallardo trovador y de una odalisca mora, con sus perlas de Bassora y sus chales de Lahor. II Cuentos dulces, cuentos bravos, de damas y caballeros, de cantores y guerreros, de señores y de esclavos; de bosques escandinavos y alcázares de cristal; cuentos de dicha inmortal, divinos cuentos de amores que reviste de colores la fantasía oriental. III Dime tú: ¿de cuáles quieres? Dicen gentes muy formales que los cuentos orientales les gustan a las mujeres; así, pues, si eso prefieres verás colmado tu afán, pues sé un cuento musulmán que sobre un amante versa, y me lo ha contado un persa que ha venido de Hispahán. IV Enfermo del corazón un gran monarca de Oriente, congregó inmediatamente los sabios de su nación; cada cual dio su opinión, y sin hallar la verdad en medio de su ansiedad, acordaron en consejo llamar con presura a un viejo astrólogo de Bagdad. V Emprendió viaje el anciano; llegó, miró las estrellas; supo conocer en ellas las cuitas del soberano; y adivinando el arcano como viejo sabidor, entre el inmenso estupor de la cortesana grey, le dijo al monarca: —!Oh Rey! Te estás muriendo de amor. VI Luego, el altivo monarca, con órdenes imperiosas llama a todas las hermosas mujeres de la comarca que su poderío abarca; y ante el viejo de Bagdad, escoge su voluntad de tanta hermosura en medio, la que deba ser remedio que cure su enfermedad. VII Allí ojos negros y vivos; bocas de morir al verlas, con unos hilos de perlas en rojo coral cautivos; allí rostros expresivos; allí como una áurea lluvia, una cabellera rubia; allí el ardor y la gracia, y las siervas de Circasia con las esclavas de Nubia. VIII Unas bellas, adornadas con diademas en las frentes, con riquísimos pendientes y valiosas arracadas; otras con telas preciadas cubriendo su morbidez; y otras, de marmórea tez, bajas las frentes y mudas, completamente desnudas en toda su esplendidez. IX En tan preciada revista, ve el Rey una linda persa de ojos bellos y piel tersa, que al verle baja la vista; el alma del Rey conquista con su semblante la hermosa, y agitada y ruborosa tiembla llena de temor cuando el altivo Señor le dice: —Serás mi esposa. X Así fue. La joven bella de tez blanca y negros ojos, colmó los reales antojos y el Rey se casó con ella. ¿Feliz, dirás, tal estrella, Emelina? No fue así: no es feliz la Reina allí la linda persa agraciada, porque ella está enamorada de Balzarad el rawí. XI Balzarad tiene en verdad una guzla en la garganta, guzla dúlcida que encanta cuando canta Balzarad. Vióle un día la beldad y oyó cantar al rawí; de sus labios de rubí brotó un suspiro temblante... Y Balzarad fue el amante de la celestial hurí. XII Por eso es que triste se halla siendo del monarca esposa, y el tiempo pasa quejosa en una interior batalla. Del Rey la cólera estalla, y así le dice una vez: —Mujer llena de doblez: di si amas a otro, falaz.— Y entonces de ella en la faz surgió vaga palidez. XIII —Sí —le dijo—, es la verdad; de mi destino es la ley: yo no puedo amarte, ¡Oh Rey! porque adoro a Balzarad.— El Rey, en la intensidad, de su ira, entonces, calló; mudo, la espalda volvió; mas se vía en su mirada del odio la llamarada, la venganza en que pensó. XIV Al otro día la hermosa de parte de él recibió una caja que la envió de filigrana preciosa; abrióla presto curiosa y lanzó, fuera de sí, un grito; que estaba allí entre la caja, guardada, lívida y ensangrentada la cabeza del rawí. XV En medio de su locura y en lo horrible de su suerte, avariciosa de muerte ponzoñoso filtro apura. Fue el Rey donde la hermosura, y estaba allí la beldad fría y siniestra, en verdad, medio desnuda y ya muerta, besando la horrible y yerta cabeza de Balzarad. XVI El Rey se puso a pensar en lo que la pasión es, y poco tiempo después el Rey se volvió a enfermar. http://poesi.as/firma0rd.gif Rubén Darío, 1884 |
ALEJANDRO PUSHKIN
Rusia, Moscú (1799-1837) UN PRISIONERO Estoy tras de las rejas en húmeda prisión. Mi compañero triste, criado en cautiverio, es un águila joven que sacude sus alas y pica en mi ventana su sangrienta ración. Luego arroja y mira a través de los cristales como si tramara lo mismo que yo y me llama con su mirada y con su grito como diciendo: "Huyamos... echemos a volar... Somos pájaros libres: es hora hermano, ya. Volemos a las cumbres, más allá de las nubes; allá donde se ve la ribera del mar allá donde habitamos, tan sólo el viento y yo". |
El muerto alegre
En una tierra crasa llena de caracoles quiero cavar yo mismo una fosa profunda, donde a mi gusto pueda meter mis viejos huesos durmiendo en el olvido como escualo en la onda. Odio los testamentos y odio las sepulturas; antes que suplicar una lágrima al mundo, viviente, yo prefiero invitar a los cuervos a sangrar los salientes de mi inmunda carcasa. ¡Vermes! Negros amigos sin orejas ni ojos, ved que llega a vosotros un muerto alegre y libre; ¡libertinos filósofos, hijos de lo podrido, a través de mi ruina id pues sin que os remuerda, y decidme si aún hay tortura para este viejo cuerpo sin alma y entre los muertos muerto! |
Ya Vagué por las Calles Bulliciosas
Por Alexander Pushkin Ya vague por las calles bulliciosas, ya penetre en el templo populoso, ya me rodeen alocados jóvenes, en mis ensueños sigo estando absorto. Me digo: pasarán raudos los años y por muchos que aquí nos encontremos, todos iremos a la eterna fosa y para alguno ya llegó su tiempo. Cuando contemplo el roble solitario, este patriarca de los bosques -pienso- sobrevivió al cruel siglo de mis padres y sobrevivirá a este siglo nuestro. Cuando acaricio a una tierna criatura pienso que es hora ya de despedirme: te cedo el puesto, florecer te toca, y para mí ya es hora de pudrirme. Cada día que pasa, cada hora, me he acostumbrado a ejercitar la mente, e intento adivinar cuál de entre ellos será el aniversario de mi muerte. Y ¿dónde me enviará la muerte el Hado? ¿En la guerra, en el mar, como viajero? ¿O si acaso será el valle vecino el que reciba mis helados restos? Y aunque para mi cuerpo inanimado dónde se descomponga igual le sea, yo, más cercano a mi solar querido, de ser posible, reposar quisiera. Y que a la entrada misma de mi tumba una juvenil vida jugar pueda, y que Naturaleza indiferente con su eterna hermosura resplandezca. |
Lo repito para dedicártelo a tí....¿a qué es precioso? :D
LA CASADA INFIEL Y que yo me la llevé al río creyendo que era mozuela, pero tenía marido. Fue la noche de Santiago y casi por compromiso. Se apagaron los faroles y se encendieron los grillos. En las últimas esquinas toqué sus pechos dormidos, y se me abrieron de pronto como ramos de jacintos. El almidón de su enagua me sonaba en el oído como una pieza de seda rasgada por diez cuchillos. Sin luz de plata en sus cepas los árboles han crecido, y un horizonte de perros ladra muy lejos del río. Pasadas las zarzamoras, los juncos y los espinos, bajo su mata de pelo hice un hoyo sobre el limo. Yo me quite la corbata. Ella se quitó el vestido. Yo el cinturón con revólver. Ella sus cuatro corpiños. Ni nardos ni caracolas tienen el cutis tan fino, ni los cristales con luna relumbran con ese brillo. Sus muslos se me escapan como peces sorprendidos, la mitad llenos de lumbre, la mitad llenos de frío. Aquella noche corrí el mejor de los caminos, montando en potra de nácar sin bridas y sin estribos. No quiero decir, por hombre, las cosas que ella me dijo. La luz del entendimiento me hace ser muy comedido. Sucia de besos y arena, yo me la llevé al río. Con el aire se batían las espaldas de los lirios. Me porté como quien soy. Como un gitano legítimo. Le regalé un costutero grande, de raso pajizo, y no quise enamorarme porque teniendo marido me dijo que era mozuela cuando la llevaba al río. FEDERICO GARCÍA LORCA |
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