¿Por qué será que los seres humanos escondemos las lágrimas frente a los otros? ¿Por qué será que nos avergonzamos de llorar y nos vanagloriamos del insulto? ¿Por qué sera que a veces mostramos solamente los dientes, para que no nos vean pequeños, muertos de miedo?
¿Por qué será que no queremos aceptarnos hermosamente frágiles y mansamente hermanos?...Frente a aquel llanto de mi amigo, yo sentí que mis palabras eran tontas y mi abrazo escaso: que no podía ayudarlo demasiado. era grande su dolor y yo solamente, una pobre compañia. Nunca sabrá que después de dejarlo lloré un podo de impotencia. El dolor de los seres humanos parece ser más intenso que el consuelo de las palabras. Y sin embargo, de las palabras y del llanto suele explotar mansamente la calma. Será necesario decirles, con todo, que la amistad requiere una cuota de dolor que la abone y que la siembre. Solo el dolor nos hermana. (Carlos Carreto)