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Iniciado por Aristarco
...quiero cambiar...
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La existencia de ese deseo dentro de nosotros es tan verídica que nuestro pensamiento no alberga ni concibe duda posible de ello. Ahí hay -¡cómo negarlo!- una verdad completamente irrefutable que dificilmente puede doblegar el pensamiento... "quiero cambiar".
Tenemos que conseguir que esta sea la piedra angular sobre la que se levanten nuestros futuros razonamientos. Mira esa piedra y no justifiques tus actos en modo alguno que no sea remitiendote a ella: "No sé por qué hago las cosas que hago, ni sé a donde me dirijo... lo único que sé seguro, absolutamente seguro, es que quiero cambiar".
Si soy hábil y al final acierto, si soy torpe y al final me equivoco, es solo porque quiero cambiar. Si quiero que los demás cambien, es porque también yo quiero cambiar. Si leo todo esto y más, es porque quiero cambiar. Si pienso, si escribo, si insisto, es solo porque quiero cambiar.
Por mucho que nos negemos a ese deseo, antes o después querremos cambiar para formar parte del mundo. Tenemos no solo todo el derecho, sino toda la obligación biológica a reclamar nuestra parcela en él, nos lo dicta nuestra propia naturaleza. No hay "un mundo y un nosotros", no nos es dado mantenernos al margen. Y entonces...¿que pasa con el deseo?
Cuanto más intenso sea el deseo, más fuerza posee para consumarse en "hecho" a traves de nuestros actos. Si un deseo no consigue consumarse, esto nos creará frustación y dolor (solo incertidumbre mal llevada por carecer de autoestima). Si nos vemos incapacitados para obtener lo que deseamos, al final solo nos resta negar el deseo, de modo igual de ingenuo a como cuando de niños nos escondíamos tapandonos los ojos. Al final esto genera confusión y contradicción. Muchísima contradicción. Fuera, encontramos (y los demás encuentran) incoherencias entre nuestras palabras y nuestros actos. ¿Será por ello que balbuceamos en lugar de hablar? Dentro, es como tener siempre un sentimiento cabalgando sobre el otro; Hoy felíz, pasado mañana quizás triste. A poco que el mundo nos sonríe saltamos de alegría, a poco que nos da la espalda volvemos a las contradicciones. Nos sentimos indefensos, como niños. "¡No es justo, no es justo!¡El mundo no es justo!" Y aunque este no ha dejado de ser el mismo, nos hemos convencido -nosotros, que somos tan bellas personas según mamá- de que no podremos nunca consumar nuestro deseo en un mundo así. Y, como si de desgarrar un osito de peluche malo se tratase, lo animamos de vida propia y nos vengamos negandole al mundo lo que el mundo nos ha negado a nosotros. Amor.
Más o menos es lo que entiendo por negatividad, y algunas de las causas que la pueden originar.
Otras personas más pacíficas optan por entelequias mentales alternativas a estas. Confían en que con el tiempo el mundo sabrá recompensar sus grandes sacrificios, sus alardes de bondad. Y el tiempo pasa y pasa... y se consume. Y con el sus esperanzas.
Para salir de este atolladero se hace necesario, que no suficiente, recuperar la coherencia perdida entre pensamientos, deseos y actos (y no es necesario transformarse en un bandido sin escrúpulos, como sé a ciencia cierta que más de uno estará pensando). Se hace necesario enfrentarse al mundo (a veces a nosotros mismos y a veces a "ellos") y salir invicto: Volver a consumar nuestros deseos es lo único que puede hacer sentirnos en armonía con el mundo.
Y sí, hay que ser muy valiente para decir "quiero cambiar".
Aristarco, creo que tu inteligencia (algo en lo que me superas con creces) y tu gran actitud te están llevando por el buen camino. Pero si no das el salto con toda la fuerza que hace falta volverás al punto de partida. Y ahora te diré porqué.
La línea de pensamiento "teórico" que planteas es realmente válida. Pero aún apesar de lo buen intencionado del último mensaje (y de otros más), es muy insuficiente en lo "práctico".
He leido, desde luego no todo, pero si mucho de cuanto habeis posteado y creo que os pasais demasiado tiempo debatiendo sobre cual es la mejor estrategia para superar "esto" y "lo otro". Mi opinión es que todas son buenas. Esto que teneis dentro y fuera es una guerra en toda regla, y que debeis combatir en todos los frentes a la vez. Usad todas vuestras técnicas simultáneamente ¿os imaginais un general que enviase los soldados uno a uno? Unas batallas las ganareis, otras las perdereis, y lo que cuenta es ir conquistando terreno. Algo que ocurre muy poco a poco aún con mucha voluntad.
Osho...
bueno, que decir de él... osho es a la filosofía oriental lo que la sgae a la cultura ibérica. Quien precise de casi un centenar de rolls royces para reafirmarse no puede ser en modo alguno un ejemplo de equilibrio y salud mental. No para mi. No soy psicólogo ni nada que se le parezca, pero ¡como cantan en él los sintomas de un trastorno de personalidad narcisista! (de esos que tanto admiramos los dependientes).
Pero centrandonos únicamente en lo que nos transmite, que al fin y al cabo es lo que nos importa, opino que su lectura consuela, tranquiliza y motiva. Pero no alimenta. Adolece del sentido pragmático "ad hoc" que nosotros necesitamos para enfrentarnos al mundo. "Su" teoría funciona armonicamente hasta que la sacamos de nuestra cabeza al exterior, donde pasado el tiempo (no mucho) hace aguas por todos los sitios, perdiendo toda su coherencia (su magia, más bien). Y no porque sea mala ni buena, sino sencillamente porque no da soluciones concretas a problemas concretos. Soluciones concretas para consumar nuestros deseos.
Porque hay algo que vosotros aún no pareceis acabar de comprender. Pensais, o a mi me dais a entender, que con poneros a la altura anímica (que ni sisquiera emocional) de la gente "normal" ya lo vais a tener todo resuelto y que todo vendrá poco a poco con algo de esfuerzo diario. Obviais que, mientras nosotros nos hemos pasado la vida con la cara pegada al cristal de la ventana, buscando como lamernos las heridas internas, del otro lado la gente se ha estado curtiendo en mil batallas reales. Y se las saben todas. Si no estais correctamente preparados os podrán sabotear una y mil veces. Y algunos (pocos, pero suficientes) lo harán si se lo poneis en bandeja.
Si pretendeis tener algún suceso en este viaje debeis esforzaros por entender como son (y somos) las personas y qué podemos y no podemos esperar de ellas (y de nosotros). Cómo actúan, hasta donde son capaz de llegar, cómo se relacionan, cuando y cómo mienten... Hay que entender su lenguaje irracional, sus deseos y sus contradiciones (no somos distintos. Solo nos diferencia el grado). Hay que apreder a defenderse en el plano emocional, hay que aprender a abatir con el menor esfuerzo a quienes tratan de abatirnos, hay que saber cuando y cómo imponerse para defender nuestra parcela y para conquistar lo que deseamos.
Tomaros todas vuestras relaciones (de cualquier especie) como oportunidades para aprender. Recabad datos y analizarlos con calma y objetividad, siempre desde un sentido pragmático y nunca (durante el aprendizaje) en el plano de lo personal. Si pretendeis estar al mismo nivel del resto debeis mejorar enormente como personas, debeis controlar mucho mejor vuestreas emociones (celos, envidias, descalificaciones, etc...). Deberis aprender a perder. Y superarlo. Debeis llegar a conoceros al menos igual de bien que los demás ya os conocen, debeis evitar autoengañaros, autosabotearos. Seguid ayudandoos los unos a los otros, pero aprended a ser independientes y aútónomos, debeis aprender a automotivaros... Debeis además recuperar vuestro propio instinto y aprender a calibrarlo. Debeis aprender a seducir, debeis aprender interceder a vuestro favor en las situaciones cotidianas...
Debeis aprender todo lo que ellos han aprendido con la vida entera. Y debeis entender que eso no se puede aprender en meses, ni en unos pocos años, con solo desearlo. Buscad información. Asesoraros de profesionales o indagd en la red; esta abunda en todo lo bueno y en todo lo malo. Cada cual debería saber lo que necesita y hasta donde quiere llegar. Al final todo se reduce a vuestro trabajo personal.
Una vez alcanzado esto, entonces podeis pensar en proyectar vuestras vidas desde el positivismo (permanente). Lo cual es algo que la mayoría de las personas "comunes" -cuyas vidas tanto pareceis anhelar- no alcanzan ni remotamente. Por algo será.
Bueno compañeros. Podreis compartir o no mi postura. Simplemente ese ha sido un resumen de las conclusiones que obtuve en mi camino personal (que no tiene porque ser el vuestro) y que desde luego no ha terminado. A mi me ha retribuido a la larga muchas más alegrías que desgracias, y simplemente por eso he querido de algún modo compartirlo con vosotros. Si no ha calado no tiene mayor importancia. No insistiré. Os respeto demasiado, y también valoro el tiempo y el desgaste que esto supone para todos (para mi también). Y como ahora sí que no tengo mucho más que aportar a este hilo, por no decir a este foro, me retiro de él para que sigais con lo vuestro y yo con mi vida.
Haced lo que sea. Pero haced algo.