Cita:
Iniciado por Aristarco
Pero por qué nos cuesta tanto relacionarnos con los demás, ¿por qué vemos tantos problemas en algo que podría ser sumamente sencillo y lo tenemos en un altar, casi como un dios al que debemos hacer sacrificios para que nos conceda el don de ser sociables? Entiendo que es una pregunta compleja. Yo suelo expresarme así, por escrito. Hablar es otra historia.
¿Por qué nos tomamos por ejemplo dos copas y de repente todo parece más fácil, se abre una puerta a una vida mucho más amplia y directa, y luego todo empieza a cerrarse como un chubasco? ¿Que hace de la personalidad de tant@s algo dócil y canino? Que alguien me de la razón porque no entiendo.
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No hace falta añadir más que lo reseñado. Es difícil porque nos creemos que es tremendamente valioso, por encima de cualquier otra circunstancia. La relación social es el sumun en una sociedad gregaria y poco dada a facilitar el desenvolvimiento libre de los individuos que la conforman. Vivimos en un engaño perpetrado por casuísticas que nos llevaron a alejarnos de los demás. Luego, les vemos charlando, riendo, divirtiéndose, bailando, besándose... Y asumimos que en ello radica la felicidad.
Relacionarse es un coñazo, versando en plata. Implica aceptar toda una serie de jergas, protocolos, inalterables principios diplomáticos, confundirse con, la mayor de las veces, gentuza sin ninguna importancia. Ocurre lo de siempre: es necesario
desmitificar. Si no hay más remedio se recurre al dopaje (el alcohol no deja de serlo) y se entra en acción, aunque intentando conservar el sentido de la realidad para darse cuenta de lo verdaderamente sucedido. Te cansas, te aburres, te hartas y prefieres regresar a la tranquilidad del solipsismo. Quien ha experimentado una noche de juerga con una gavilla de parásitos universitarios o pijas opositando a Lady Gaga es consciente del valor de mantenerse al margen
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