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Iniciado por wiholi
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Hemos conocido a familiares del individuo en cuestión, y todos reaccionan con la misma animadversión iracunda hacia los gatos, de modo que no creo que toda la familia esté enferma. El mismo tipo dijo que él
junto con sus hermanos, buscarían a mi mamá para matarla. Sería increíble que todos fueran enfermos mentales que no saben lo que hacen.
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Iniciado por jenny25
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Iniciado por jengi
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Iniciado por moddius
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Ya he dicho que aquí, sea por los gatos o sea por mi madre o yo mismo, tenemos a las autoridades en contra. En serio que tanto rencor por la humanidad que guardo no surgió fortuitamente; en realidad me he topado con la injusticia en todo su esplendor para ser como soy, y me refiero al apático, cansado de mi propia vida que soy, porque antes, hace mucho, decididamente odiaba a TODAAAA a humanidad, por eso es un poco increíble que conforme más la conocí mis propias debilidades me hayan llevado a reducir ese odio por ella, pero a aumentar el que siento por mí mismo. En vez de odiar a la humanidad, estoy cansado de vivir inmerso en ella y no poder ser ni siquiera parte de la fracción con la que no estoy peleado. Soy yo el que en el fondo busca desaparecer; reconozco que mi pelea está perdida. De hecho, ahora, a más de 24 horas de haber inaugurado el hilo, ya siento que de nuevo vuelvo al estado de apatía donde ni aunque vinieran a matar a mis gatos de casa me perturbaría más allá de sentir una lágrima que me resbalara. Aunque eso no quita que siga con la intención, pues el arma en cuestión la tengo, la he tenido desde hace casi 7 años, cuando precisamente mi madre la confiscó a los subordinados del gerente de la funeraria cuando iban a envenenar a los gatos de allá
jengi:en otro mensaje ya había respondido que las protectoras de animales son un peligro (por lo menos las de aquí); lo digo por experiencia, luego de haber cometido error tras error al tratar con muchas de ellas en diferentes ocasiones a lo largo de los primeros años de actividad. Una de ellas por poco y acabó aliándose con el gerente de la funeraria para prohibirnos la entrada al cementerio a mi madre y a mí.
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Iniciado por Zenryoku
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Ya le había dicho a Nenuhar que no me considero buena persona; de algún modo todo eso de ayudarlos ya ni siquiera lo llevo acabo, es mi madre la que lo sigue haciendo, y si lo hago, el motor es más un sentido de compromiso autoimpuesto que el sentimiento de verdad, como solía ser los primeros años, cuando no me había impregnado de toda la porquería del entorno, de ver que esto resultó enfrentarse a lo peor de la escoria que puede ofrecer la humanidad. Le decía a ella también que de unos años al presente he añorado enormemente haber podido ser un anormal normal, un FS que estuviera adscrito o que aspirara a estar adscrito a las pautas de vida normales, tener mi propia vida y no haberla sacrificado por ellos. Pero ya es tarde, y sencillamente no puedo hacer tal cosa, sea por sentimiento, o sea porque me siento comprometido, es mi perdición. Antes solía compararme con Peter Parker /Spiderman o Bruce Wayne /Batman (sólo que en una patética versión cobardísima), porque jamás pude aspirar a llevar una vida normal, ni a buscar lo único que de verdad anhelaba, atado como estoy a ese sentido de responsabilidad.
No sé si tú o alguien más que lea esto haya leido las Crónicas Vampíricas de Anne Rice. De ahí, siempre me he comparado con Marius, con su titánica tarea de cargar con la madre y el padre de todos los vampiros, los que deben ser guardados. Él sólo se impuso esa tarea, y sin embargo, aunque durante alrededor de dos mil años la llevó a cabo sin fallar, procurándoles todas las comodidades posibles a dos estatuas vivientes, estaba harto de hacerlo, y aunque no era su intención, les transmitía por medio de los pensamientos ese hartazgo. Un ejemplo de esto en mi caso fue cuando me dio apendicitis en noviembre de 2008. Me negué a que me operaran y opté por un tratemiento larguísimo y muy fuerte de antibióticos, todo para no faltar un solo día al cementerio, preocupado por cada uno de mis gatos allá. Partiéndome de dolor, con el riesgo de que se me reventara la apéndice, no falté un solo día. De marzo de 2007 a enero de 2010, no creo haber faltado al cementerio un solo día más que quizá para resolver algún trámite o atender a una cita que no pudiera cambiar de hora. Ya a partir de entonces comencé a apartarme, pero pues, no hay manera, más que suicidándome, de apartarme al ciento por ciento.
Por todo eso, ya no me queda ser considerado alguien "bueno". Mi conciencia está renegrida, y también cansada, muy cansada.
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Iniciado por EDUCANALLA
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Ideas de ese tipo he tenido muchas, luego de todo lo que he visto en seis años (sólo seis años de cementerio; no incluyo el resto de mi vida). Sin embargo soy demasiado cobarde para llevarlas a cabo directamente. Lo que sí debo decir es que antes de desensibilizarme por completo, en una ocasión, perdiendo toda mi FS en un arrebato realmente imposible de creer, me paré debajo de la ventana de la oficina del gerente de la funeraria y le grité que yo me iba a encargar de derrumbarlo de su pedestal inalcanzable. Lamento profundamente haberme fallado hasta en eso, pero fue justo al mes siguiente cuando como si se tratara de una maldición enviada por él para derrotarme, mi vida cambió y desde entonces fue a mí al que todo se le vino abajo, en enero de 2010.
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Iniciado por jenny25
... escribes muy bien. no has pensado en dedicarte a escribir? ...
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Iniciado por Tarod
Escribes muy bien ...
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Iniciado por Verandris
Vaya por Dios, esta historia da para toda una película... 200 gatos en un cementerio???? Ataque bioquímico subcutáneo???? Una madre despedida por un gerente tiránico???? Un hijo cariñoso con los gatos y vengativo con los humanos???? Sorprendente.
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Esto debería hacer mi día si no me sintiera tan derrotado como me siento, porque tus palabras,
Verandris, son más que música para mis oídos, viniendo de uno de los eruditos del foro. Claro, si las dices en serio, si te parece que esto es como para una película, o, como yo siempre quise, una novela. Tal vez después de todo, he subestimado demasiado lo que tengo en mis manos (a medias).
Aunque esto tal vez me inspire a abrir otro hilo, el asunto es el siguiente: creo que luego de tantas veces que me lo han dicho, todo el tiempo, no podría negar que escribo bien. En realidad desde que me di cuenta de eso, hace unos diez años, no lo niego. En 2004 se me metió en la cabeza la idea obsesiva de llegar a ser novelista, y estuve haciendo mis intentos, pero entonces dos cosas fueron haciéndose cada vez más patentes para declinar la balanza en contra de mi ideal: en contraposición a mi habilidad para redactar, mi creatividad es bastante pobre y mi mente es un nudo gordiano del que no puedo escapar, lo que me provoca una total falta de inspiración y de concentración. Redacto muy bien, pero me lleva un tiempo impensable hacerlo; ya lo he dicho en otro post, soy demasiado lento generando ideas, y encima tengo que luchar contra toda la ansiedad y la depresión que en los últimos dos años han sofocado mi antigua ambición.
Y es que sucede que esa ambición había terminado convirtiéndose en mi supremo ideal de venganza en contra de toda la escoria que ha arruinado mis proyectos para salvar a esos gatos, pues escribiendo una novela que denunciara los hechos reales, con los nombres reales, me daría el gusto máximo de dar un golpe tan bajo como sutil al mismo tiempo que, si fuera vendible, emplearía el dinero ganado en ayudar a los gatos (y a mí mismo); sin embargo, con el tiempo, cuando empecé a sentir que mi vida estaba perdida, quise ampliar ese ideal para abarcar a todos los que me hicieron daño a mí en el pasado, por el bullying. Una y otra vez he iniciado diversos prospectos para realizar mi novela, en la que precisamente son elementos fundamentales los 200 gatos de cementerio, mi odio o medio odio por la humanidad en contraste con mi antiguo amor (o por lo menos actual sentido de compromiso forzado) por esos gatos, la madre despedida por el gerente tiránico y corrupto, todo... Pero es tanto, pero tanto lo que quisiera contar, que mi falta de creatividad y mi incapacidad para decir mucho con pocas palabras me han entorpecido bastante el camino, y desde que me volví un cúmulo de ansiedad y depresión suicida hace dos años, definitivamente pedí las energías y las esperanzas de ver realizado ése que fuera mi sueño dorado (junto con aquel otro que también se murió con mi pérdida de la capacidad afectiva... aquel que un buen porcentaje de los foreros ansían y que, un buen porcentaje dentro del primero, nunca habremos visto realizado).
Me resultaría bastante más sencillo hacer una novela dedicada a explicar la vida y problemas de un defensor de animales sin trastornos mentales, y hacer otra explicando la de alguien con MIS trastornos mentales y todo lo que me han hecho perder (pero sin ser un defensor de animales), pero sencillaente no puedo, me resulta imposible concebir los dos proyectos por separado; como ya dije, es tanto lo que tengo que contar, que el inmenso material de uno compite con el inmenso material del otro y ése conflicto nunca se ha resuelto en mi cabeza. Si yo fuera capaz de sintetizar
Porque, por otro lado, una de las cosas que más me han desanimado es pensar que, en ambos casos, al tratarse de ejemplos de vidas completamente opuestas a los cánones sociales, y sobre todo, vidas que transcurren en soledad, en las que rara vez hay diálogos, porque todas las palabras permanecen como monólogos en mi cabeza por mi ausencia de relaciones interpersonales, no habría manera de que le interesaran a casi ningún público.
Por eso, Verandris, dime: ¿en verdad crees que esto valiera la pena para una película, o, como siempre deseé, una novela? No creo que esto pueda contrarrestar la depresión paralítica y suicida que tengo, ni anular mis conflictos temáticos o mi poca creatividad, pero no sé... esas palabras deberían animarme muchísimo.
Y bueno... aquí una foto tomada a principios de 2007. En ese tiempo eran como 130 gatos, divididos en unos 7 grupos. Por lo menos 9 ó 10 de los gatos en esta foto ya no existen a estas alturas.
P.D.: eso era 2007, cuando apenas comenzaba a familiarizarme; hace años que ya no les damos de comer sobre las tumbas, sino en el suelo, donde su alimento pase lo más desapercibido posible.