No me gustan ninguno de los dos. Quizás soy más tolerante con el piercing y lo preferiría al tatuaje, pero no me haría ninguno de los dos.
También veo absurdo que por llevar esos "adornos" te tengan menos en cuenta laboralmente, o que socialmente se vea como algo negativo y ya de entrada dé mal rollo.
Quizás es porque ese tipo de cosas está muy arraigado en culturas "underground" y se le asocia un tipo de personalidad, carácter y demás que no tiene por qué corresponderse con la realidad.