Lo importante no es hablar, sino comunicar, y resulta que, por desgracia de algunos, el lenguaje es el método de comunicación más popular y uno de los más eficaces, tanto en su vertiente hablada como escrita. Si venís aquí a escribir, es que sí os gusta comunicaros (o sea, que no sois autistas), luego no me vengáis con que no tenéis nada que decir o que si son los demás que son un pelmazo; excusas de mal pagador. Se tiene todo el derecho de ser introvertido, incluso de no tener nada que decir, y si esto se suple con otra forma de saber estar, de comunicar, no supone un problema ser callado, porque no se le piden peras al olmo si se sabe que es un olmo y no se quieren peras. En todos los grupos hay alguien más calladito, y eso no es problema si se le acepta como tal. Pero, lo que no se puede hacer, es pretender avanzar en las relaciones sin participar, sin abrirse, sin responder a las preguntas que os hacen, sin comunicar vuestra posición en las situaciones; entonces ya no seréis introvertidos o tímidos, sino antipáticos (con suerte -los que resopnden a malas a esa petición de comunicación-) o imbéciles (más comúnmente -los que ni comunican su malestar por esa pregunta-).
Son muy pocos los casos en los que se tiene éxito sin comunicar, sólo en los que son los demás que están interesados en uno, y eso sólo pasa si te quieren utilizar: si eres guapo, rico, u obediente.
Hablar puede costar y mucho sí, nadie lo nega, pero hay que esforzarse si no se tiene el "saber estar" de otra forma. Y si erre que erre no se quiere hablar, pues a aprender métodos de comunicación no verbal, que los hay y muchos, siendo el baile el arquetipo de todos. O a vestirse según lo que se es -o se cree ser, o gusta-, a buscar tener el cuerpo y la imagen que se quiere tener, a estar por los ambientes en los que se quiere estar, y así acabar atrayendo los similares con quienes, quizá, uno se sienta con más confianza para empezar a atreverse a abrir la boca.
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