Hoy paso algo que no había ocurrido hasta el momento, y es que por poco y no estallo en gritos frente a una multitud, allí en una panadería. Estaba sentado junto a mi madre esperando por un conocido que nos iba a recoger del sitio para llevarnos a nuestra casa. En ello escucho absorto y sin apenas prestar atención comentar a mi madre lo mal que va la situación (por millonésima vez), resaltando en negritas ese "no sé qué vamos a hacer" que tanto molesta; la gente alrededor por su parte se arremolinaba tomando puesto para conseguir sus pedazos de pan correspondientes (dos míseros panes), como dando juego a lo que mi madre decía, el subrayado pues.
Venia de sentirme más desanimado de lo normal estos días. Más ansioso. Más distraído. Que vaya, ahora me ha dado por no escuchar a quien me habla, por más que me hablen pegado al oído. Y hoy en especial me he estado sintiendo fatal. Anoche apenas he podido dormir. Entonces claro... "Hijo acompáñame a hacer unas diligencias"... justo lo que necesitaba para calmar mis ansias...
Me invadieron unas ganas de gritar allí que nunca había sentido, por lo menos en público. Esa clase de sensaciones siempre habían estado reservadas para cuando estaba en mi casa, cuando había espacio para verdadera introspección y de recriminarme cuanta cosa me mereciese. Pero de allí a sentir tanta impotencia entre el gentío, afuera, y tenerme que contener hasta las lágrimas para no acabar en una escena bochornosa. Nunca.
No sé. Siento que me estoy quedando sin fuerzas.
Se supone que pronto estaríamos yéndonos del país para buscar salir de este atolladero de alguna forma, pero hasta el momento el objetivo de vender los bienes que tenemos para llevar un capital base no se ha podido cumplir. Pues por lo mismo, no hay quien compre. Mientras tanto sobrevivimos a costa de perder kilos tras kilo, con todo lo que ello supone.
Toda esta situación está generando que se me haga imposible hacerle frente a los problemas emocionales que vengo contrayendo; con la motivación por el piso, sin querer hacer nada, y la ansiedad venciéndome siempre. Hasta del optimismo que conservaba ya casi no queda nada....
Al menos si llegara un buen samaritano y nos permitiera la posibilidad de irnos. Nada me alegraría mas.