Es una situación delicada, porque hay mucho paleto suelto que confunde a la gente silenciosa, tímida o un tanto especial con personas medio chifladas y a evitar. No obstante, si se supera ese trance -y el previo de la declaración- se tiene mucho ganado. No hay que idealizar demasiado la pareja, pero pienso que alguien emparejado goza de una clara ventaja sobre quien no lo está para esto de la fobia social. Por decirlo de algún modo, y sin que suene involuntariamente chusco, la diferencia es como ser ovolactovegetariano o vegetariano a secas.
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