Perdona Davidven, pero no creo que nadie haya faltado el respeto a nadie. Y para reflexionar sobre la muerte, y creo que este es un buen momento, me gustaría poner una parábola budista (aunke sea otra religión, espero se me permita) que nos enseña a afrontar la muerte con ecuanimidad, al menos a mi se me quedó grabada y me gustaría ponerla aquí ahora por si a alguien le puede servir también:
Un monje tenía siempre una taza de té al lado de su cama. Por la noche, antes de acostarse, la ponía boca abajo y, por la mañana, le daba la vuelta. Cuando un novicio le preguntó perplejo acerca de esa costumbre, el monje explicó que cada noche vaciaba simbólicamente la taza de la vida, como signo de aceptación de su propia mortalidad. El ritual le recordaba que aquel día había hecho cuanto debía y que, por tanto, estaba preparado en el caso de que le sorprendiera la muerte. Y cada mañana ponía la taza boca arriba para aceptar el obsequio de un nuevo día. El monje vivía la vida día a día, reconociendo cada amanecer que constituía un regalo maravilloso, pero también estaba preparado para abandonar este mundo al final de cada jornada.
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