La simplicidad del mundo resulta demasiado compleja ante mis sentidos.
Siempre pensé que sentir el aire era como poder volar, situarse ante la libertad.
Engañados vivían mis ojos cuando cubrí mis manos con cadenas de auto culpabilidad…
Sentí el aire quemando mi piel, reconocí el dolor como el sentimiento más fiel,
invitándolo a ser dueño de mi cuerpo.
Por un instante me sentí grande, hasta que miré hacia el espejo, aquel que me recordaba
la mierda de persona que era.
Quise dañarme, acabar con tanta maldad acumulada.
Pero mi valor ni siquiera para eso me sirvió, condenándome a vivir vacía,
fría ante cosas que nadie podría imaginar. Pero eso no fue lo peor,
lo más doloroso fue tener que fingir, simplemente el gesto de sonreír…
me desgarra el alma. Solo conozco dos sentimientos que son contradictorios,
y por no seguir haciendo daño a los demás me lo hago a mi misma cada día,
eligiendo sonreír a dejar salir mis lagrimas para poder respirar.
La vida es simple, y esa simplicidad es lo que alimenta el miedo en mi interior.
Hoy por primera vez en mucho tiempo veo una luz al final de este pozo.
Realmente tengo miedo…de ilusionarme demasiado para luego volver a caer,
pero es la última oportunidad si no quiero volver a caer en el fondo de aquel pozo
en el que estuve sumergida hace apenas unos meses,
aquel que tan solo tenía una puerta y mil formas de atravesarla…
Por primera vez lloro de felicidad, esa luz es mi última esperanza de vivir y no voy a dejarla escapar…
pues el dolor que vive en mi interior a desgarrado ya mi alma por completo y cada día me siento más fuerte...
Gracias por leer, aveces necesito desahogarme y siento que este es el único lugar donde puedo hacerlo sin que nadie me juzge.