Hace unas semanas o quizá un mes me acuerdo que estaba rodeado de gente, como siempre en mi mundo y viendo a las demás personas como siempre como completos aliens. De repente me sentí bien, empecé a fijarme en ellos y empecé a ver todas sus diferencias y similitudes. Me empecé a fijar aquel tono de voz propio de los españoles, en su ropa, todo me recordaba tanto a las películas españolas de los ochenta que me sentí como un niño y como si tuviese aún toda la vida por delante, como si nunca me hubiera pasado ninguna desgracia. Por fin la gente no me parecía un peligro y los veía como de mi misma especie y me sentí humano.