Cita:
Iniciado por Lariem
¿Las venden en cualquier farmacia y sin receta?
Siguiendo esa regla de tres quizas introduciendo en nuestra dieta mas pescados grasos,podamos mejorar.
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si, el pescado azul es el que los lleva. Hay estudios hechos que dicen que la incidencia de la depresión postparto en Japón, Singapur o Malasia es entre 3 y 20 veces menor que en Alemania, Francia y Estados Unidos y está relacionado con el consumo de pescado y marisco en esos países.
La recomendación en el libro que me he leído es tomar 2,5g diarios de Omega 3.
Lo venden SIN receta porque es un producto natural, es aceite de pescado refinado.
En ese libro explica como un maníaco depresivo que no mejoraba con ningún tratamiento a base de anti depresivos logró controlar la enfermedad a base de Omega 3.
Unos investigadores franceses han demostrado que una dieta rica en omega-3, como la de los esquimales, que asimilan hasta 16g diarios de aceite de pescado- aumenta, a largo plazo, la producción de neurotransmisores de la energía y del buen humor en el cerebro emocional.
También habla de un chico que a pesar de su excesiva timidez y melancolía se mostraba siempre muy afectuoso con su madre y siempre buscaba su compañia. Tenia también una inteligencia despierta pero desde hacia 5 años no era el mismo. Sus padres lo atribuyeron a una adolescencia difícil que tal vez estaba durando un poco más de la cuenta. Pero, en el transcurso de los últimos meses había empezado a negarse a comer en la cafetería del colegio, la presencia de tanta gente que no conocía le desazonaba, a continuación había empezado a padecer crisis de angustia cuando se veía obligado a tomar transportes públicos. Estaba enfadado y furioso consigo mismo. Su inquietud acerca del futuro se agravaba con el paso de los días, y le costaba dormir. Durante la jornada no tenía energías y no podía concentrarse en su trabajo. Como siempre utilizaba su rendimiento escolar para definirse con respecto a los demás, se sentía perdido y tenía pensamientos suicidas. Durante dos años siguió, sin éxito, un tratamiento con toda una gama de antidepresivos, de sedantes incluso, ante el fracaso de esos medicamentos más "suaves", con tranquilizantes más potentes. Añadir litio (el tratamiento de referencia de la enfermedad maníaco-depresiva) a su antidepresivo durante dos meses no cambió nada. Desesperada, su madre siguió los consejos del psiquiatra y pidió visita con un especialista en psiquiatría biológica en un hospital de Londres. Este especialista se mostró muy inquieto ante la gravedad de los síntomas del chico. Sus resultados en una prueba que medía el grado de depresión fueron los más altos que jamás había visto. Además, el chico hablaba ahora de manera muy abierta de sus proyectos de suicidio, con un desapego que producía escalofríos: "Como de todas maneras voy a morirme algún día, ¿para qué esperar más? ¿Por qué debo seguir sufriendo más? Déjenme morir, por piedad".
Ante todos estos fracasos, el médico sabía que sólo un tratamiento podría tal vez poner fin a una depresión tan profunda como prolongada: los electrochoques. Solo que el chico y su madre se oponían totalmente. El doctor evaluó la situación. Dada la gravedad de su estado, habría podido hospitalizarle contra su voluntad y la de su madre y someterle forzosamente a los electrochoques...Sin duda así lo habría hecho, pero de repente apareció ante él otra posibilidad, lejana y difusa...
Teniendo en cuenta la alimentación tan "adolescente" del chico, y commo no había reaccionado a ningún tratamiento, pudiera ser que existiese un defecto en el tejido mismo de sus neuronas. Muy intrigado a la vista de los resultados de un estudio en el que había participado acerca de la influencia de los omega-3 en la depresión de pacientes esquizofrénicos, así como los obtenidos por el doctor Stoll con maníaco depresivos, el doctor Puri (que asi se llama) propuso un trato a su joven paciente. Le explicó que tenía buenas razones para creer que un nuevo tratamiento, a base de aceite de pescado purificado, podría tal vez ayudarle. Era algo muy incierto pues, según sus noticias, este chico sería el primer enfermo con depresión crónica severa que iba a seguir dicho tratamiento. No obstante, si le prometía solemnemente que bajo ninguna circunstancia intentaría poner fin a sus días durante las ocho semanas siguientes y que permanecería siempre bajo el control de su madre, estaría dispuesto acorrer todos los riesgos del tratamiento.
El doctor Puri le suprimió todos los medicamentos, salvo el último antidepresivo, que tomaba desde hacía diez meses. Añadió algunos gramos diarios de aceite de pescado purificado con el objeto de regenerar las membranas de las neuronas. Los resultados fueron espectaculares. En unas pocas semanas, las ideas de suicidio que rondaban al chico desde hacía varios meses acabaron desapareciendo por completo. Su malestar en presencia de gente que no conocía también se desvaneció, y volvió a poder conciliar el sueño. Nueve meses más tarde, habían desaparecido todos los síntomas de la depresión que le aplastaba desde hacía siete años. Su puntuación actual en la escala de la depresión es... cero.
Afú! y sigue....