Yo probé el fin de semana pasado, cuando me quedé "virtualmente" solo en la pensión, a preparar un mejunje con menta, yogur, zumo de limón, polvos de gelatina de limón y pacharán, además de catar varios licores que había en la despensa... Puajjj... casi vomito... Quería aprovechar que me iba a la cama para conocer por una vez los verdaderos efectos del alcohol, pero sólo alcancé un atontamiento general, con los sentidos de la vista y del equilibrio perturbados y como si hubiesen "abducido" la mayor parte de mi capacidad mental. Nada que me impidiese, sin embargo, bajar las escaleras con una taza y un plato en la mano (sin agarrarme al pasamanos
), probar un vasito más, subir de nuevo, cerrar la puerta y acostarme.
El experimento no me satisfizo, ya que tengo la impresión de que me falta por ver la mejor parte; paré de beber porque no aguantaba el gusto horroroso del potingue, y me vi a punto de devolverlo todo. Si vuelvo a hacer la prueba, será con pacharán puro, o en todo caso con jerez, que son los únicos licores que me dejaron una impresión global agradable en el paladar. De todas maneras, no estoy muy seguro de que me interese, ya que no tengo ni idea de cuánto se puede progresar desde el destino de mi única exploración hasta hoy antes de arriesgarse al coma etílico, o a cualquier otra desgracia.
Desde luego, sigo viéndome a años luz de encontrar atractivas esas sensaciones, por lo que no veo —de momento— posibilidad de engancharme. Os lo creais o no, lo mío fue pura curiosidad.