Me cuesta más hablar por teléfono, sin duda. Lo odio y procuro evitarlo siempre que puedo. Pero a veces no hay más remedio.
Hablar cara a cara no es fácil pero tienes la persona delante y puedo ver cómo reacciona, el feedback comunicativo (o como lo llamen). Hablar por teléfono, para mí, es como ser ciego. Me siento “en falta de información” (la no verbal, que dicen que es la que realmente importa).