Yo soy doña pesimista, o más bien era (lo sigo siendo, pero menos). Antes me pasaba la vida anticipando en negativo absolutamente todo, hasta que un día mi psicóloga me dijo que anticipar en negativo es en realidad un método de autodefensa: siempre pensaba en todo lo horrible que me puedía ocurrir porque así, inconscientemente, creía que si llegaba eso tan horrible estaría mentalmente preparada al habérmelo imaginado.
Y de verdad que mi actitud cambió cuando me dijo mi psicóloga que este sistema es falso: imaginarme lo malo no hace que luego esté preparada. Cuando llegue lo malo, lo pasaré mal igualmente. Lo único que consigo anticipando en negativo es encima sufrir en el presente. Así que el pesimismo (al menos el pesimismo extremo) sólo sirve para amargarnos.