En estos momentos de mi vida a mí me da igual todo lo que tenga que ver con deportes y quiénes se enfrenten en los partidos. En especial, el futbol nunca me ha gustado. Sin embargo cuando tenía 11 años y todavía estaba a un año de comenzar con fobia social, durante la copa del mundo del 94 en Estados Unidos, en mi escuela, los días que le tocaba jugar a mi país (México) muchos profesores (incluyendo el mío) permitían que alguien llevara un televisor para ver el partido.
Desconozco las causas, pero tengo bien presente el hecho de que en aquellos tiempos yo detestaba a mis compatriotas (ahora detesto a la mayoría de la gente de todo el mundo, digo, había que ser imparcial en eso, jeje), así que durante uno de esos partidos, cuando el equipo contrario anotó un gol me levanté yo solo y me puse a aplaudir descaradamente y sin vergüenza a pesar de que el profesor y muchos de mis compañeros se me quedaron mirando casi con odio. Yo me volví a mirar al que era mi amigo entonces y como yo era por decirlo así el mandamás, lo presioné con la mirada para que me apoyara, y el pobre no sabía si seguirme la corriente o mejor no buscarse la antipatía del grupo, pero al final, con muchas dudas, me siguió.
Ese partido a fin de cuentas no lo perdió México, sino que ganó o empató, no me acuerdo, pero el caso es que mi aversión por mi país era fervorosa en aquel tiempo... y de paso, ese recuerdo me hace ver hasta qué punto NO tenía fobia social a mis 11 años. Me cuesta creer que un año después anduviera como avestruz con la cabeza bajo la tierra.
Aunque como digo, ahora ya no tengo nada en contra de mi país. En ese caso, la tengo contra todos. Para mí los conceptos de país o patria no existen, y toda la gente en el mundo entero me da igual. No me considero mexicano sino un simple habitante de la Tierra. Si debo reconocer una patria a la cual pertenecer sería la Tierra; el concepto de patria solo divide a la humanidad.
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