Hace unas horas que he salido de la comisaria.
Ha sido el peor día de mi vida.
Ayer hable con él, sobreestimando mis fuerzas, pensando que podría sustentar el peso de su indiferencia, de la idea de que rehiciese su vida con otra mujer.
Y otra vez, de nuevo pero mas intensamente que nunca al saber que ya no habría punto y seguido en nuestra historia, perdí el control de mi mente y mi cuerpo.
Durante todo el camino a casa sabía lo que tenía que hacer, un filo vertical desde el comienzo de mi muñeca. Pero al llegar a la puerta no controlaba mis manos, estas, otra vez después de tanto ya no me pertenecían, iban a ritmo propio mientras buscaba desesperadamente las llaves que me llevarían a terminar.
Pero era misión imposible, las hijas de **** no aparecían y tenia que destruirme rápido, así que cargue con la mochila y el macuto que cargaba y sin pensarlo fui a la estación y compré un billete.
Al fin hice lo que tanto tiempo atrás tenía pensado, me fuí. Y ya os podéis imaginar lo que es una mujer sola de noche en una ciudad.
Mi frase siempre era: "Eso a mí no me iba a pasar". Bien. Me ha pasado.
No pienso alargarme mas con esto. Ya terminó. Ya estoy en casa.
Y después de hablar con mi madre ya lo se.
Y ya se que nunca más, por nada ni por nadie. ¿Quería ver la realidad? Vista queda. Duele. Pero había que aceptar ese dolor. Estas sola.
La vida es lo que es. Después de una viene otra y hay que afrontarlo todo. La muerte ya vendrá ella sola sin necesidad de que yo la ayude.
También he sacado de que tengo que aceptar la realidad, soy pobre y voy a tener que luchar día tras día para conseguir cosas básicas que otros ya tienen.
En resumen luchas o luchas así la vida te mate. Nadie va a venir a cuidar de mí.
Mi cuerpo otra vez ya no es mío, no puedo controlar los temblores. A comenzar de nuevo.
Adiós a lo que podría haber sido y no ha sido.
Adiós a esa ingenuidad que tan preciadamente cuidaba dentro de mí.