Pocas cosas me molestan ya de los demás, a no ser que lo que hagan me afecte de manera directa o indirecta. De manera negativa, se sobreentiende.
Considero que no soy nadie para cambiar a nadie ni decir como se debe actuar. Que pasar un poco de lo que piensen los demás es una buena manera de no tener tanto estrés ni sentimientos innecesarios.
Si alguien opina distinto a mí, intento no empezar a debatir con esa persona. Primero, porque no me serviría de nada, ya que no la convencería. Segundo, en caso de convencerla, ¿qué gano yo? Nada.
Aunque a veces me cueste no debatir, intento no hacerlo demasiado. Más bien prefiero debatir conmigo misma, cuestionarme si lo que pienso en ese momento es lo más adecuado para mí.
No sé si me explico...