No es una debilidad, no soy de discutir a menos que me saquen de quicio, pero para que eso pase deben hacerme muchas, muchas, muchísimas cosas. Casi nunca me sucede, quizás una vez cada 3 años.
Es una sensación fea e incómoda estar delante de personas que te parece que se iran a los golpes o que podrá pasar algo muy grave. Yo tenía ese miedo persistente, pero nunca ocurrió y me acostumbre poco a poco, tanto que ahora intervengo en discusiones si es que las hay, y nunca me ha sucedido nada. Mis intervenciones fueron para pacificar el clima y eso he logrado.
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