Cita:
Me da risa tu respuesta porque la verdad los que casi siempre parecen inmaduros son los hombres con eso de que llegan a adultos y no pueden vivir sin mami y seguido se portan como eso... niños .
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A que te refieres con eso de no poder vivir sin mami? Y que tiene que ver eso con la madurez?
Cita:
Ademas de que su criterio "natural" no trasciende de sexo asi que ahi hay una gran respuesta. Bueno hay excepciones claro.
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Desde luego que el criterio natural de los hombres para seleccionar pareja no trasciende mucho mas alla del sexo, vosotras sois mas escepticas debido a lo que ya explique un par de mensajes mas arriba.
El mayor problema que existe en las relaciones entre hombres y mujeres, es que cada parte pretende que la otra parte juegue con sus reglas en lugar de intentar comprenderse mutuamente, es decir, nosotros pretendemos que vosotras seais mas abyectas y racionales, mientras que vosotras pretendeis que nosotros seamos mas emocionales... el resultado, como es de esperar es un autentico desastre, no hay reglas, es una lucha a muerte por el dominio de la relacion. Con tanto juego de poder, se pierde el objetivo principal de vista: mantener una relacion sana.
Como ya he dicho, algunos nos hemos adaptado, y juegas lo mismo que juegas al ajedrez, pero no deja de ser una lastima tener que andarse con tantos rodeos. Hace poco, estaba hablando con un amigo; ambos tenemos fama de ser... "de los que dan caña", y comentabamos lo triste que resulta estar saliendo con alguien, y no sentirte libre de decirle lo mucho que te gusta, o lo bien que te sientes cuando le sacas una sonrisa... es frustrante, y mucho, porque si lo haces, en la mayor parte de los casos, se va todo al garete. Hacer que te gusta, pero no dejarlo claro; intentar aparentar que no eres un necesitado; hacer ver que tienes otras opciones...
Lo mas lamentable de todo, es que la intencion de comprender a la otra parte, ha de ser algo tacito por ambas partes, de poco vale que uno lo intente y el otro juegue. Tal vez, lo peor de todo sea que nosotros mismos hemos tapiado esas salidas para protegernos, y aunque nos gustara salir, estamos encerrados en nuestro propio campo de juego.