Bien, soy consciente de que no estoy solo, el mundo me gira alrededor, la gente empina mis dudas, y el colapso llena mi corazón. Pero, ¿qué se puede hacer ante tanta muchedumbre? Se puede dar vueltas hasta quedar extasiado, o mandar todo al carajo, o salir por peteneras. Pero, lo que más me duele es hacer novillos, o sea, no hacer nada aparte de poco. El caso es que a la gente no se la debe odiar más de lo puramente humano. Si las asociaciones me producen diarrea, y las fiestas son para mí todo lo contrario, lo mejor sea por casualidad salir corriendo en busca de ayuda. Entonces ¿por qué tanto odio? Porque mi mente tiene traumas, esa es la respuesta a todo. Ya no trabajo, ni corro, ni vuelo, sólo me dedico al escaqueo. Y cualquiera pensaría leyendo esto que estoy como un saltimbanqui, pero es que tanta desazón no tiene límites, me he dado cuenta que el mundo está embrutecido, los hombres sólo quieren sexo y dinero, comen como si fueran a morir al día siguiente, no paran de comer, todo el día comiendo, comen de todo y todo lo que pueden, y la naturaleza mientras tanto, paga todos los patos. Y me resulta sorprendente que maten a un elefante sólo para robarle los colmillos… para así follar mejor. Y cosas como éstas no las aguanto, sé que hay una explicación, pero a mí ninguna explicación al respecto me vale. Y claro, me he hecho mayor, me he dado cuenta de todas las calamidades que pueblan y poblaron al mundo, y mi mente se ha arruinado, porque encima en las personas sólo cuenta eso. Para colmo de mis desgracias mentales, me encuentro al típico optimista que, o no se entera de nada, o pasa de todo, o es tonto, o lo es todo a la vez. Gente que parece ignorar lo calamitoso del mundo, o mejor dicho, claro, no soy estúpido, que se lo pasan a la torera, vamos. Pues mis más sinceras desgracias para todos ellos, porque también los odio. Mi odio, cerebro. ¿Por qué tanto odio? Ya estoy que casi no me tengo. Odio a la gente, odio al mundo, lo odio prácticamente todo, y también a mí mismo. Algún día, cuando ya no pueda seguir odiando, cuando el mundo deje de ser imperfecto, cuando ya no haya gente que lo quiera hacer más imperfecto todavía y no lo contrario, a esa gente, maldita gente, seguiré odiándola. 02/09/2003