En mi opinión se trata de algo más sencillo que todo eso, y el vivo ejemplo de ello es internet. Puedo llevarme muy bien con alguien, pero si no hay suficiente sintonía entre -como tú lo llamas- nuestras respectivas formas de ver el mundo la relación será, probablemente, superficial y poco más.
Es algo predecible y razonable, puesto que cuando hablas con un compañero de clase o de trabajo el objetivo de la interacción suele ser sencillamente pasar el rato, no suelen surgir temas profundos y no hay voluntad de ir más allá.
Y ahí está la clave, la incógnita que falta en la ecuación: la voluntad. Podéis ser dos personas increíblemente afines, pero si falta en alguna de ellas la voluntad de profundizar en la interacción el entendimiento realmente especial es inalcanzable. Si la otra persona no colabora, si no se muestra dispuesta a que os conozcáis mejor o sencillamente pretende encasillarte en un ámbito concreto (compañero de trabajo, amigo de internet, persona con la que hablar cuando la que realmente me interesa no me hace caso, etc.) es imposible que surja de ahí ninguna relación profunda, sea del tipo que sea.
Y como decía al principio, internet es el vivo ejemplo de ello. ¿Por qué? Porque en internet también tendemos a guiarnos por primeras impresiones, pero estas son de otro calibre. No es el tamaño de los pechos o la curvatura de la nariz, es la forma de redactar. No es la altura o el timbre de la voz, es el uso del punto y coma o la ausencia de mayúscula tras un signo de interrogación. No es el escuchar cómo habla de fútbol con el de al lado, sino ojear un historial de mensajes y saber más de esa persona.
Hay gente que cambia en directo y decepciona, pero lo mismo puede decirse de la situación inversa y -en mi opinión- es potencialmente igual de decepcionante si, como yo, se opina que la inteligencia se demuestra (en gran parte) con la expresión escrita. Si agrego a un compañero de trabajo o clase al servicio de mensajería instantánea de turno y noto que ni tiene chispa ni tiene conversación la impresión que me llevo es muy negativa. Si además redacta mal, con faltas y sin elegancia, la expectativa de una interacción más profunda está vista para sentencia.
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