Tenemos un miedo terrible al concepto de “quedarse soltero”. Pero qué significa exactamente… ¿Existe acaso una edad límite a partir de la cual alguien te impide encontrar pareja? ¿Es ese el límite entre la felicidad y la desgracia? ¿Vas a estar compañado toda la eternidad? Imagínate que consigues casarte, y te quedas viudo siendo joven. ¿Qué has ganado?, otra vez solo. La vida tiende a la soledad. Hay que aprender a apañárselas solo, porque nadie te va a sacar las castañas del fuego. Si quieres que las cosas salgan bien, es mejor, a veces, hacerlas por uno mismo. Y así con todo. Está claro que la transición entre el nacimiento y la muerte (las soledades en estado puro), es mejor hacerla acompañado, es más agradable y llevadera, y que el hombre es un animal social que sobrevive en manada, pero nunca hay que olvidar la individualidad ni perder la perspectiva de lo que somos. Quizá si asumimos eso, y ponemos unos cimientos sobre la consciencia de ello, se puede ir construyendo algo sólido que es el edificio de las relaciones sociales y la pareja. Cuanto más fuertes son los cimientos más fuerte será el edificio. Es algo así como aquello de “si no te quieres a ti mismo, no puedes querer a los demás”. Quizá el estado ideal de una persona sea vivir autosuficiente, es decir, con un trabajo aceptable, y tener una buena red de amigos. Y punto. Sin embargo, esto que escribo es muy hipócrita por mi parte, porque yo soy el primero que no soportaría esa soledad, pero tengo que echar mano de cosas así para intentar soportar esta perra vida. O quizá autoengañarme.