Es muy extraño mostrarme así, aquí... pero siento ese impulso. Lo estaba retrasando y tenía miedo a la vez a tardar y acabar no haciéndolo. Ya sé, que no es un proceso por el cual, haya que pasar forzosamente, como digo es un impulso.
No es que me guste mucho decir que soy diferente, pero es qué lo soy... habría mucho que escribir y me faltarían muchas palabras, tendría que decir algunas cuantas locuras para que se me pueda creer, tendría que ser sincera y no es que no lo sea... pero, tendría que mostrarme tal como soy y me gusta ser algo misteriosa en las cosas que siento, en como las veo, en como escribo, en como vivo todo y como me escondo en mi silencio, en como estoy siempre ahí y después ya no vuelvo a aparecer, en como pensé que no escribiría nada y al leer todo hay más de lo que pensaba decir...
A veces siento miedo de mi misma… de lo sabido. Estoy perdiendo chispa. Soy un ser intuitivo… y no quiero serlo. Me gusta sonreír, pero más que sonreír, el regocijo de que puedan robarme un sonrisa… y no es que tenga un acto hecho, pero me desvivo por algo tan simple... ¿ilusa? no me importa, aunque no significa que lo entienda. No me agrada demasiado conocer personas... pero sé que puedo aprender algo nuevo de ellas, sí… aunque la mayoría me sobran. Llevo una brecha invisible de decepción hacia los humanos, será eso. Si siento que atraigo o atrapo es sin darme cuenta, o más bien sin llegar a comprender la razón. De la misma manera y con igual intensidad, también siento que puedo ser molesta para otros… provoco efectos contrarios constantemente... y no siempre porque la extraña sea yo (que lo soy…) Tal vez todo sea porque no terminan de gustarme las personas, ya qué con algunas, sucede en tan sólo unos segundos, el misterio de ver su interior. Y lo aborrezco. No me gusta asomarme y mirar dentro de nadie, pero una parte de mi tiene esa costumbre y muchas personas son como baúles abiertos. Agradezco los cerrados con candados y cadenas, que sólo se muestren porque quieran. Entre la diversidad de personas, en cambio hay otras que me embelesan, simpatizo rápido y me sorprendo. Cuando esto sucede, me ilusiono tanto...
Creo en las coincidencias y de alguna forma en el karma de uno mismo. Puedo ser un volcán de lava hirviendo cuando me hieren o me enfado… lava que pronto se convierte en ceniza mojada, ya que mi facilidad de llanto, es comparable a mis arrebatos. Lo que es seguro es que aun con mis defectos, quienes me quieren se quedan cerca. Eso lo valoro increíblemente.
Adoro leer y ver películas aunnque internet me llena de otros vicios (mi blog, ahora abandonado, facebook en pause, páginas de gatos, páginas en defensa de los animales, gatos, lucha contra el maltrato animal, gatos…) y hace poco encontré éste sitio navegando incauta por la red. Quiero quedarme, aunque sepa qué un día, cuando menos me lo espere, me alejaré. Y volveré.
Tiendo a ser impulsiva. A veces digo cosas que no siento y sí... sí... soy cabezota, rencorosa… y orgullosa a más no poder. Y frágil (menuda mezcla) sí, dentro de mi aparente dureza, que en realidad es resistencia, soy un ser frágil. Puedo llorar con una película, con un texto, con una fotografía… Y estampo mi alma en cada cosa que escribo. Oculto mis heridas. Tengo tendencia a lamerlas en mi soledad. Pero últimamente hay algo en desorden dentro de mí, que me impulsa a sacar todo lo que llevo dentro… ¿Lo haré?
Sin duda me encantan los felinos, eso es tan obvio que no sé por qué necesito mencionarlo… Quizás porque tengo a mi buen perro a mi lado, ladrándole a mi tenaz melancolía... y la necesidad de un compañero felino para ambos..(algo que me envolvía y a la vez temía años atrás) se volvió a cumplir de nuevo; y ahora, desde hace cuatro años, un par de ojos azules me observan, desde cerca siempre. Mi pequeño se pasea silencioso por mi mesa, buscando las caricias que despliego sobre él… y una sinfonía de ronroneos envuelve mi alma y mi hogar.
Algunas personas tienen la extraña costumbre de exaltarme el carisma... según yo no es para tanto. Me cansa repetirme. No me gustan especialmente los halagos… me oscurecen. Nunca me sentí importante, por mucho que algunos pocos se empeñen en intentar que así sea… (Soy lo que soy y de esa forma me muestro)
Puede que emitamos unas ondas que sólo captan los receptores nuestros. El deseo crea la longitud de onda… Ahora mismo tú, si me estás leyendo, eres yo y yo soy tú… y como evitar... no puedo evitar no esbozar una risa cómplice, cuando te siento sumergido-a en mi esencia.
No creo en Dios... pero ha de haber alguna existencia dentro de cada uno de nosotros.
Mis desvaríos siempre están matizados de algún momento intenso. No te sorprendas si un día encuentras una poesía escrita por mí, dirigida a la nada o a mi todo. Si desaparezco, imagíname ensimismada dentro de mis pensamientos o devorando libros. Y la música flotando...
Creo que exijo demasiado a la gente que me importa. A la que amo. O creo que simplemente espero mucho más de lo que merezco. Pero a veces la reflexión me lleva a comprender que en realidad soy víctima de mi estupidez. Pero si doy más de lo que pido, doy más de lo que recibo. Tal vez me autoengaño pensando que no lo merezco… tal vez así todo es más fácil.
Es una condena...
Me importa un bledo la cortesía de otras personas, pero aprecio el buen humor, la capacidad de comprensión, la buena educación, la sencillez en las palabras, la intensidad de una mirada, la fuerza ante la vida y una buena conversación. No me gusta la hipocresía y tampoco el cinismo. No soporto a las personas volátiles y cambiantes.
No tengo miedo a la muerte, pero si a no poder cumplir mis anhelos. Aunque deseo creer en una segunda, tercera, cuarta... vida luego de ésta, se forma un nudo en mi garganta de sólo pensar que no veré a quienes quiero. Y si menciono a quienes quiero... no son necesariamente los que también me quieren… seguro son más que los segundos. Trato que las personas a quienes aprecio tengan conocimiento de esto. Ahora la gente que me quiere, se queda cerca… supongo que ese reducido grupo ha de haber agradecido mi buen trato, mi afecto, mi tolerancia, aceptado mis muchos defectos, mi melancolía, mi exceso de emotividad, mis travesuras, mi oculta manía de destrucción (...)
Tengo tendencia a la falta de gratitud con los miembros de mi familia. Es reciproco… No soy mala. Han modificado ese comportamiento en mí… Aun así, no puedo negar que me embelesa de una forma que a la vez me asusta, el pasar el tiempo con ellos, escuchando sus anécdotas, compartiendo risas increíbles, mordiendo los recuerdos que duelen, mintiéndome para poder creer que sentimos lo mismo. Tal vez engañándome un poco para sentirme querida y mimada. No soy egocéntrica. Yo no... pero el egocentrismo siempre ha estado presente en algunos miembros de mi familia. No lo soporto.
Yo soy un ser de paz… y pocas veces de guerra… O eso dicen… en mi oponión, generalmente busco la tranquilidad interior y exterior y no soy pendenciera.
Aunque no me considero extremadamente cariñosa con las personas a las que quiero, doy cariño, aún si no lo recibo. Aún deseando recibirlo… Es una contradicción, como yo. Ha de ser por eso que me identifico con los gatos... ellos dando cariño sólo por mucho del mismo... ellos esperando... ellos vigilantes... ellos tan elegantes... ellos sumamente escurridizos... ellos tiernos y huidizos a la vez... en ellos me encuentro a mí. O al menos eso creo. Cuando digo que me identifico con los gatos, obvio.. es simbólico, icónico…. No tengo cola, ni bigotes… ( me atrae lo de las orejas puntiagudas, pero lo dejo para los elfos..)
Amor… sentir amor... en general me gusta pensar que soy capaz de sentirlo para toda una vida y hacia un solo ser… Claro que sé amar a otros seres pero en diferente grado... en diferente forma y fondo... que lo diga es diferente. En realidad, me cuesta regalar una caricia a un ser humano… aun a sabiendas de que desea recibirla (y yo darla). Siempre prefiero hacerme la dura o simplemente no me atrevo. Esa coraza que no sirve para nada, pero te mantiene segura. El amor hacia los animales es tan diferente… todo fluye tan fácil… Doy sin esperar. No necesito recibir. Me siento llena con tan sólo una mirada. Encuentro belleza en ese acto. Ellos son naturales, no mienten, no engañan.
Soy extraña lo dije al principio. El pulso sin descanso… me tortura siempre.
No soy servidora de nadie, siendo bastante servil. Trato de huir de mis miedos, pero corren demasiado rápido, me dan alcance, me rodean y me atrapan. Tiemblo. Y siempre guardándolo todo. Con rotunda negación a tender la mano. No por perderla, no... sino por el vacío que causa la languidez de las manos ajenas.
Azúcar, fuego y acero soy. Entre la pasión, el romanticismo y la magia deambulo... Saciada y no. Busco mecerme en la complicidad, eternamente sosegada... y cubrir las vanidades de mi alma. Mas nunca busqué el arquetipo de mis sueños sobre la rueda de mi vida... y me engaño consciente, con la idea de sólo ese momento único donde uno se funde con la pasión, la palabra y la emoción, sea suficiente una sola vez. Estúpida.
A veces pienso que, penetrar en los abismos de mi mente, de mi alma… sólo serviría para que los demás perezcan en vanas búsquedas. Porque todo está escondido... Los recovecos de mi alma son difíciles de analizar… son rincones… rincones de dolor.. (mis heridas) rincones de voces, de recuerdos palpitantes (mis vivencias maravillosas que nadie puede robar), rincones de cascabeles, que es la risa, de llanto incontenible que es la certeza, rincones oscuros como un naufragio, donde nadie, seguro… quiere estar. Luego existen esos rincones llenos de rarezas, mis rarezas….ésos, ni yo misma alcanzo a comprender. Y en algún punto que desconozco, debe estar ese rincón de luz, que todos ven en mí y que me asusta.Y mis gatos interiores no tienen rincones. Ellos pasean libremente por mi alma, con sus zarpas mullidas, dejando huellas cálidas…Rincones vivos, otros muertos… pero ninguno agonizante. Rincones donde soy, no persona… nadie, todos. Ninguno.
Suelo habitar en el recuerdo… el tiempo.. Mi memoria es caprichosa. Y aunque tiendo a recordar lo muy bueno, también es verdad que muchas veces deseo recordar, o no desterrar de mi mente, lo muy malo. Siguen siendo vivencias… no se pueden dejar fuera. Mis seres ausentes, han de seguir presentes. La ausencia de recuerdos es como una casa vacía. Los recuerdos entrañables o agridulces.. (o dulcísimos) son como contadores de cuentos. Transmisores del virus de las historias que sobreviven al espacio y al tiempo. Y a ellos…. Historias que no mueren con ellos. El recuerdo de los que se fueron aporta sentido y sensibilidad a mi vida. Mucho más que otras figuras familiares que gravitan alrededor. Incomparable. Y con los recuerdos los sentimientos corren más que los pensamientos… Fruncir el ceño cándido, arrugar la expresión y perderme en un mar de dudas, de añoranza… en un océano agitado por los sentimientos que ya jamás podré volver a vivir. Historias de vidas que se han ido sin vivirse. La victoria de nadie, la derrota de casi todos.
Crecí con esas ausencias. Y siguen volviendo a mí cada vez que miro la nada y veo como se filtra por mi ventana el silencio de ahora. A veces miro y no veo a nadie (y hay gente) A veces mis días se vacían por completo y hacen que llene mis noches en blanco con los recuerdos. Es entonces cuando siento la llamada salvaje de la escritura. Escribo con el deseo de que les lleguen mis letras. allá dónde estén. Porque para ellos aquí acabó todo. Pero en mi deseo ( o mi delirio) sé que existen en otro lugar. Y si no hay lugar… mi alma lo inventará.
Para mí todo acaba de empezar. Esa es la rueda que gira en mi espacio, en mi tiempo... la rueda imposible de mi memoria. Porque todo empieza, cuando la memoria regresa y la rueda gira y gira en el recuerdo. Hay un antes y un después, sí. Pero me da igual. Porque a la cabeza me vienen, una y otra vez, las imágenes de los que perdí. Los que hicieron las maletas sin querer hacerlas y se fueron para no regresar del país de Nunca Jamás.También de golpe me viene ahora mismo el recuerdo de mi padre, que con esa voz suave y encantadora… con su ternura y su paciencia, me decía: Qué no se entere tu madre que andas salvando gatos. Y sonrío… y me emociono y me confirmo que no es posible olvidar… que deseo recordar… revivir y sentir lo que me dieron.
Antes, cuando caía, tenía una increíble capacidad de levantarme. Siempre… Siempre lo hice… Tal vez me costó más… tal vez me sorprendió que otras me costaran menos… o nada. Y siempre me levanté sola… como también levanté a otros… Ahora no puedo... algo se ha roto en mí, ya no puedo levartarme, me fallan las fuerzas, me faltan los argumentos, me siento como una reina muerta, coronada tan solo con su nada. Hay una bruma desconocida, que avanza y me entorpece y me confunde y hace que me asuste y me quede quieta, esperando algo.
No me gusta la palabra esperanza, pero la no esperanza, es un huésped, nada más. La esperanza (me guste o no) siempre regresa fiel, hace un nido en la razón y casi siempre acaba cumpliendo sus promesas. O eso era antes.. quizás, sí, lo más probable. Tal vez me está abandonando...
A grandes rasgos y a mi manera (porque admito que escribo de un modo que puede dar lugar a confusión, dada mi extrema sensibilidad y mis rarezas) he contado en parte el por qué de mis tristezas y qué son mis heridas… si no se me ha entendido… qué más da. Soy una desconocida de la cual, ni quereis, ni esperaís nada...
¿Soy peculiar? bueno, pues es posible... Aun con todo esto, siempre trato de mantener mi alma en equilibrio… aunque en este tiempo cuesta mucho. Tengo que poner más empeño. Asumo mis errores y aunque me cueste pedir disculpas… me enfrento a ello y lo hago…
Antes de este abismo, me fascinaba sentir placer (sí, placer, hay de muchas clases) en lo que realizaba a lo largo del día, fuera lo que fuera. Necesito recuperar eso... y creo que ahora, por un momento, un instante... me siento llena de ese placer al terminar éste escrito, que adorno con un vídeo muy especial para mí. Me sigue embelesando como la primera vez lo vi. Y emocionando.
. Misoginia detected.
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