| 
	
		|  |  |  
	
	
	
	
		|  30-mar-2005 |  |  
| 
      | 
			
 
			bueno aki aporto dos poemas mas, espero q no esten repetidos    
personalmente me encantan y tb me identifico muxo con eyos
 
Jose Batres Montufar 
YO PIENSO EN TI
 
Yo pienso en tí, tú vives en mi mente 
sola, fija, sin tregua, a toda hora, 
aunque tal vez el rostro indiferente 
no deje reflejar sobre mi frente 
la llama que en silencio me devora.
 
En mi lóbrega y yerta fantasía 
brilla tu imagen apacible y pura, 
como el rayo de luz que el sol envía 
a través de una bóveda sombría 
al roto marmol de una sepultura.
 
Callado, inerte, en estupor profundo, 
mi corazón se embarga y se anajena, 
y allá en su centro brilla moribundo 
cuando entre el vano estrépito del mundo 
la melodía de tu nombre suena.
 
Sin luchas, sin afán y sin lamento, 
sin agitarme en ciego frenesí, 
sin proferir un sólo, un leve acento 
las largas horas de la noche cuento 
¡y pienso en ti! 
////////////////////////////////////////////////// 
Leopoldo Lugones 
SI EM MI TRISTEZA REPARA
 
Si en mi tristeza repara 
tu implacable frialdad, 
me preguntas por quien lloro... 
¡Por quién podría llorar!
 
Si contemplando una estrella 
me abismo en la soledad, 
en quién pienso, me preguntas... 
¡En quién podría pensar!
 
Si en la alta noche dormido 
me arranca quejas mi mal, 
me preguntas con quién sueño... 
¡Con quién podría soñar!
 
Si mi hondo desasosiego, 
vagabundo me echa a andar, 
a quién busco, me preguntas... 
¡A quién podría buscar!
 
Y cuando invoco la muerte, 
cansadoya de sufrir, 
de qué muero, me preguntas... 
¡De qué podría morir!
		 |  
|  |  
	|  |  |  
	
	
		|  31-mar-2005 |  |  
| 
      | 
			
			Reír llorando
 Autor: Juan de Dios Peza
 
 Viendo a Garrik, actor de Inglaterra
 el pueblo al aplaudirlo le decía:
 - Eres él más gracioso de la tierra
 y él más feliz...
 Y el cómico reía...
 
 Víctimas del "Spleen" los altos lores
 en sus noches más negras y pesadas
 iban a ver al rey de los actores
 y cambiaban su "Spleen" en carcajadas.
 
 Una vez ante un medico famoso
 llegose un hombre de mirar sombrío
 - Sufro - le dijo - un mal tan espantoso
 como esta palidez del rostro mío.
 Nada me causa encanto ni atractivo
 No me importa mi nombre ni mi suerte.
 En un eterno "Spleen" muriendo vivo,
 y es mi única pasión la de la muerte.
 
 - Viajad y os distraeréis
 - Tanto he viajado!
 - Que os ame una mujer
 - Si soy amado!
 - Un titulo adquirid
 - Noble he nacido!
 - Pobre seréis quizás?
 - Tengo riquezas.
 - De lisonjas gustáis?
 - Tantas escucho!
 - Que tenéis de familia?
 - Mis tristezas.
 - Vais a los cementerios ?
 - Mucho... mucho.
 - De vuestra vida actual, tenéis testigos?
 - Sí. Mas no dejo que me impongan yugos.
 Yo les llamo a los muertos mis amigos
 y les llamo a los vivos mis verdugos.
 
 - Me deja - agregó el medico - Perplejo vuestro mal;
 mas no debo acobardaros.
 Tomad por receta este consejo:
 Sólo viendo a Garrik podrás curaros.
 - A Garrik?
 - Sí a Garrik! La más remisa
 y austera sociedad le busca ansiosa.
 Todo aquel que lo ve muere de risa...
 Tiene una gracia artística asombrosa!
 - Y a mí me hará reír?
 - Sí! Os lo aseguro.
 Él sí. Nadie mas que él. Mas... Qué os inquieta ?
 - Así - dijo el enfermo - no me curo.
 Yo soy Garrik! Cambiadme la receta! -
 
 Cuántos hay que cansados de la vida,
 enfermos de pesar, muertos de tedio,
 hacen reír como el actor suicida...
 sin encontrar mal para su remedio!
 
 Oh! Cuantas veces al reír se llora!
 Nadie en lo alegre de la risa fíe.
 Porque en los seres que el dolor devora
 el alma llora cuando el rostro ríe...
 
 Si se muere la fe, si huye la calma,
 si sólo abrojos nuestra planta pisa,
 lanza a la faz la tempestad del alma
 un relámpago triste: la sonrisa
 
 El carnaval del mundo engaña tanto
 que las vidas son breves mascaradas.
 Aquí aprendemos a reír con llanto!
 Y también a llorar con carcajadas!
 |  
|  |  
	|  |  |  
	
	
		|  02-abr-2005 |  |  
| 
      | 
			
			Mi vida es un erialflor que toco se deshoja,
 que en mi camino faltal
 alguien va sembrando el mal
 para que yo lo recoja.
 
 G.A.Becquer
 |  
|  |  
	|  |  |  
	
	
		|  08-may-2005 |  |  
| 
      | 
			
			Permitidme que me cite a mí misma recitando este poema esta noche....
  XX Puedo Escribir
 
 Pablo Neruda
 
 Puedo escribir los versos mas tristes esta noche.
 
 Escribir, por ejemplo: 'La noche estra estrellada,
 y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.'
 
 El viento de la noche gira en el cielo y canta.
 
 Puedo escribir los versos mas tristes esta noche.
 Yo la quise, y a veces ella tambien me quiso.
 
 En las noches como esta la tuve entre mis brazos.
 Le bese tantas veces bajo el cielo infito.
 
 Ella me quiso, a veces yo tambien la queria.
 Como no haber amado sus grandes ojos fijos.
 
 Puedo escribir los versos mas tristes esta noche.
 Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
 
 Oir la noche inmensa, mas inmensa sin ella.
 Y el verso cae al alma como al pasto el rocio.
 
 Que importa que mi amor no pudiera guardarla.
 La noche esta estrellada y ella no esta conmigo.
 
 Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
 Mi alma no se contenta con haberla perdido.
 
 Como para acercarla mi mirada la busca.
 Mi corazon la busca, y ella no esta conmigo.
 
 La misma noche que hace blanquear los mismos arboles.
 Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
 
 Ya no la quiero, es cierto, pero cuanto la quise.
 Mi voz buscaba el viento para tocar su oido.
 
 De otro. Sera de otro. Como antes de mis besos.
 Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
 
 Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
 Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
 
 Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos,
 mi alma no se contenta con haberla perdido.
 
 Aunque este sea el ultimo dolor que ella me causa,
 y estos sean los ultimos versos que yo le escribo.
 
 
 
 
 |  
|  |  
	|  |  |  
	
	
		|  08-may-2005 |  |  
| 
      | 
			
			LA GOLONDRINA
 Una vez juntos, al atardecer
 estábamos en el viejo puente.
 Te pregunté:..-¿Ahí, de aquella golondrina
 te acordarías hasta la muerte?
 Y tu me contestaste: *¡Claro seguramente!..
 
 ¡Y cómo lloramos juntos, de repente
 cómo gritó la vida en su vuelo rasante!
 *¡Hasta mañana, hasta siempre, hasta la muerte!
 Una vez, en el viejo puente...
 |  
|  |  
	|  |  |  
	
	
		|  08-may-2005 |  |  
| 
      | 
			
			LA CABEZA DEL RAWÍ(Cuento oriental)
 
 A Emelina.
 
 I
 
 ¿Cuentos quieres, niña bella?
 Tengo muchos que contar:
 de una sirena de mar,
 de un ruiseñor y una estrella,
 de una cándida doncella
 que robó un encantador,
 de un gallardo trovador
 y de una odalisca mora,
 con sus perlas de Bassora
 y sus chales de Lahor.
 
 II
 
 Cuentos dulces, cuentos bravos,
 de damas y caballeros,
 de cantores y guerreros,
 de señores y de esclavos;
 de bosques escandinavos
 y alcázares de cristal;
 cuentos de dicha inmortal,
 divinos cuentos de amores
 que reviste de colores
 la fantasía oriental.
 
 III
 
 Dime tú: ¿de cuáles quieres?
 Dicen gentes muy formales
 que los cuentos orientales
 les gustan a las mujeres;
 así, pues, si eso prefieres
 verás colmado tu afán,
 pues sé un cuento musulmán
 que sobre un amante versa,
 y me lo ha contado un persa
 que ha venido de Hispahán.
 
 IV
 
 Enfermo del corazón
 un gran monarca de Oriente,
 congregó inmediatamente
 los sabios de su nación;
 cada cual dio su opinión,
 y sin hallar la verdad
 en medio de su ansiedad,
 acordaron en consejo
 llamar con presura a un viejo
 astrólogo de Bagdad.
 
 V
 
 Emprendió viaje el anciano;
 llegó, miró las estrellas;
 supo conocer en ellas
 las cuitas del soberano;
 y adivinando el arcano
 como viejo sabidor,
 entre el inmenso estupor
 de la cortesana grey,
 le dijo al monarca: —!Oh Rey!
 Te estás muriendo de amor.
 
 VI
 
 Luego, el altivo monarca,
 con órdenes imperiosas
 llama a todas las hermosas
 mujeres de la comarca
 que su poderío abarca;
 y ante el viejo de Bagdad,
 escoge su voluntad
 de tanta hermosura en medio,
 la que deba ser remedio
 que cure su enfermedad.
 
 VII
 
 Allí ojos negros y vivos;
 bocas de morir al verlas,
 con unos hilos de perlas
 en rojo coral cautivos;
 allí rostros expresivos;
 allí como una áurea lluvia,
 una cabellera rubia;
 allí el ardor y la gracia,
 y las siervas de Circasia
 con las esclavas de Nubia.
 
 VIII
 
 Unas bellas, adornadas
 con diademas en las frentes,
 con riquísimos pendientes
 y valiosas arracadas;
 otras con telas preciadas
 cubriendo su morbidez;
 y otras, de marmórea tez,
 bajas las frentes y mudas,
 completamente desnudas
 en toda su esplendidez.
 
 IX
 
 En tan preciada revista,
 ve el Rey una linda persa
 de ojos bellos y piel tersa,
 que al verle baja la vista;
 el alma del Rey conquista
 con su semblante la hermosa,
 y agitada y ruborosa
 tiembla llena de temor
 cuando el altivo Señor
 le dice: —Serás mi esposa.
 
 X
 
 Así fue. La joven bella
 de tez blanca y negros ojos,
 colmó los reales antojos
 y el Rey se casó con ella.
 ¿Feliz, dirás, tal estrella,
 Emelina? No fue así:
 no es feliz la Reina allí
 la linda persa agraciada,
 porque ella está enamorada
 de Balzarad el rawí.
 
 XI
 
 Balzarad tiene en verdad
 una guzla en la garganta,
 guzla dúlcida que encanta
 cuando canta Balzarad.
 Vióle un día la beldad
 y oyó cantar al rawí;
 de sus labios de rubí
 brotó un suspiro temblante...
 Y Balzarad fue el amante
 de la celestial hurí.
 
 XII
 
 Por eso es que triste se halla
 siendo del monarca esposa,
 y el tiempo pasa quejosa
 en una interior batalla.
 Del Rey la cólera estalla,
 y así le dice una vez:
 —Mujer llena de doblez:
 di si amas a otro, falaz.—
 Y entonces de ella en la faz
 surgió vaga palidez.
 
 XIII
 
 —Sí —le dijo—, es la verdad;
 de mi destino es la ley:
 yo no puedo amarte, ¡Oh Rey!
 porque adoro a Balzarad.—
 El Rey, en la intensidad,
 de su ira, entonces, calló;
 mudo, la espalda volvió;
 mas se vía en su mirada
 del odio la llamarada,
 la venganza en que pensó.
 
 XIV
 
 Al otro día la hermosa
 de parte de él recibió
 una caja que la envió
 de filigrana preciosa;
 abrióla presto curiosa
 y lanzó, fuera de sí,
 un grito; que estaba allí
 entre la caja, guardada,
 lívida y ensangrentada
 la cabeza del rawí.
 
 XV
 
 En medio de su locura
 y en lo horrible de su suerte,
 avariciosa de muerte
 ponzoñoso filtro apura.
 Fue el Rey donde la hermosura,
 y estaba allí la beldad
 fría y siniestra, en verdad,
 medio desnuda y ya muerta,
 besando la horrible y yerta
 cabeza de Balzarad.
 
 XVI
 
 El Rey se puso a pensar
 en lo que la pasión es,
 y poco tiempo después
 el Rey se volvió a enfermar.
 
 
  
 
 
 
 Rubén Darío, 1884
 
 |  
|  |  
	|  |  |  
	
	
		|  08-may-2005 |  |  
| 
      | 
			
			ALEJANDRO PUSHKIN
 Rusia, Moscú (1799-1837)
 
 
 
 UN PRISIONERO
 
 Estoy tras de las rejas en húmeda prisión.
 Mi compañero triste, criado en cautiverio,
 es un águila joven que sacude sus alas
 y pica en mi ventana su sangrienta ración.
 Luego arroja y mira a través de los cristales
 como si tramara lo mismo que yo
 y me llama con su mirada y con su grito
 como diciendo: "Huyamos... echemos a volar...
 Somos pájaros libres: es hora hermano, ya.
 Volemos a las cumbres, más allá de las nubes;
 allá donde se ve la ribera del mar
 allá donde habitamos, tan sólo el viento y yo".
 |  
|  |  
	|  |  |  
	
	
		|  08-may-2005 |  |  
| 
      | 
			
			El muerto alegre
 En una tierra crasa llena de caracoles
 quiero cavar yo mismo una fosa profunda,
 donde a mi gusto pueda meter mis viejos huesos
 durmiendo en el olvido como escualo en la onda.
 
 Odio los testamentos y odio las sepulturas;
 antes que suplicar una lágrima al mundo,
 viviente, yo prefiero invitar a los cuervos
 a sangrar los salientes de mi inmunda carcasa.
 
 ¡Vermes! Negros amigos sin orejas ni ojos,
 ved que llega a vosotros un muerto alegre y libre;
 ¡libertinos filósofos, hijos de lo podrido,
 
 a través de mi ruina id pues sin que os remuerda,
 y decidme si aún hay tortura para este
 viejo cuerpo sin alma y entre los muertos muerto!
 |  
|  |  
	|  |  |  
	
	
		|  08-may-2005 |  |  
| 
      | 
			
			Ya Vagué por las Calles Bulliciosas Por Alexander Pushkin
 
 Ya vague por las calles bulliciosas,
 ya penetre en el templo populoso,
 ya me rodeen alocados jóvenes,
 en mis ensueños sigo estando absorto.
 Me digo: pasarán raudos los años
 y por muchos que aquí nos encontremos,
 todos iremos a la eterna fosa
 y para alguno ya llegó su tiempo.
 Cuando contemplo el roble solitario,
 este patriarca de los bosques -pienso-
 sobrevivió al cruel siglo de mis padres
 y sobrevivirá a este siglo nuestro.
 Cuando acaricio a una tierna criatura
 pienso que es hora ya de despedirme:
 te cedo el puesto, florecer te toca,
 y para mí ya es hora de pudrirme.
 Cada día que pasa, cada hora,
 me he acostumbrado a ejercitar la mente,
 e intento adivinar cuál de entre ellos
 será el aniversario de mi muerte.
 Y ¿dónde me enviará la muerte el Hado?
 ¿En la guerra, en el mar, como viajero?
 ¿O si acaso será el valle vecino
 el que reciba mis helados restos?
 Y aunque para mi cuerpo inanimado
 dónde se descomponga igual le sea,
 yo, más cercano a mi solar querido,
 de ser posible, reposar quisiera.
 Y que a la entrada misma de mi tumba
 una juvenil vida jugar pueda,
 y que Naturaleza indiferente
 con su eterna hermosura resplandezca.
 
 |  
|  |  
	|  |  |  
	
	
		|  21-may-2005 |  |  
| 
      | 
			
			Lo repito para dedicártelo a tí....¿a qué es precioso?  LA CASADA INFIEL 
 Y que yo me la llevé al río
 creyendo que era mozuela,
 pero tenía marido.
 
 Fue la noche de Santiago
 y casi por compromiso.
 Se apagaron los faroles
 y se encendieron los grillos.
 
 En las últimas esquinas
 toqué sus pechos dormidos,
 y se me abrieron de pronto
 como ramos de jacintos.
 
 El almidón de su enagua
 me sonaba en el oído
 como una pieza de seda
 rasgada por diez cuchillos.
 
 Sin luz de plata en sus cepas
 los árboles han crecido,
 y un horizonte de perros
 ladra muy lejos del río.
 
 Pasadas las zarzamoras,
 los juncos y los espinos,
 bajo su mata de pelo
 hice un hoyo sobre el limo.
 
 Yo me quite la corbata.
 Ella se quitó el vestido.
 Yo el cinturón con revólver.
 Ella sus cuatro corpiños.
 
 Ni nardos ni caracolas
 tienen el cutis tan fino,
 ni los cristales con luna
 relumbran con ese brillo.
 
 Sus muslos se me escapan
 como peces sorprendidos,
 la mitad llenos de lumbre,
 la mitad llenos de frío.
 
 Aquella noche corrí
 el mejor de los caminos,
 montando en potra de nácar
 sin bridas y sin estribos.
 
 No quiero decir, por hombre,
 las cosas que ella me dijo.
 La luz del entendimiento
 me hace ser muy comedido.
 
 Sucia de besos y arena,
 yo me la llevé al río.
 Con el aire se batían
 las espaldas de los lirios.
 
 Me porté como quien soy.
 Como un gitano legítimo.
 Le regalé un costutero
 grande, de raso pajizo,
 y no quise enamorarme
 porque teniendo marido
 me dijo que era mozuela
 cuando la llevaba al río.
 
 
 FEDERICO GARCÍA LORCA
 
 |  
|  |  
	|  |  |  
	
		|  |  |  
 
 
 
	
	
		
	
	
 |