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15-may-2004
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16-may-2004
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Y por último por hoy, este maravilloso poema de Pablo Neruda....
PUEDO ESCRIBIR LOS VERSOS...
PUEDO escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Cómo antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en las noches como ésta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
:( :(
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16-may-2004
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Los heraldos negros (César Vallejo)
Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... ¡Yo no sé!
Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.
Son las caídas hondas de los Cristos del alma
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.
Y el hombre... Pobre... ¡pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.
Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!
Es un poco dark pero.....
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16-may-2004
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IDILIO MUERTO
Cesar Vallejo
Que estará haciendo a esta hora mi andina y dulce Rita
de junco y capulí
ahora que me asfixia Bizancio y que dormita
la sangre,como flojo cognac dentro de mi
Donde estarán sus manos que en actitud contrita
planchaban en las tardes blancuras por venir
ahora,en esta lluvia que me quita
las ganas de vivir
Que será de su falda de franela;de sus afanes
de su andar
de su sabor a cañas de Mayo del lugar
Ha de estar a la puerta,mirando algún celaje
y al fin dirá temblando "Que frio hay.......Jesús¡
y llorará en las tejas un pajaro salvaje.
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16-may-2004
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"¿Caer? !Qué importa caer! El impulso es la vida,
morir al acercarse al sol, tocarlo con las manos,
y precipitarse al hondo chillando jubiloso en la agonía.
Pues que nadie quitará al saturnal intento,
la gloria, con caer, y el bello honor de haber subido."
Luis Antonio de Villena
(uno de mis favoritos)
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16-may-2004
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Honor de los Vencidos
Fué muy alta la apuesta, era muy alto el deseo.
No se trata de acomodarse, de acceder a una vida pacífica
sostenido por la dicha doméstica o el ámbito del nacimiento.
No era pasar la vida sorteando las mínimas
e ineludibles dificultades, meandros, ínfimas trochas,
y hallando alrededor un jardín podado y reluciente.
Aclimatarse a una parquedad de clase, ni escalar
lo que denominan cima : Igual vulgaridad con mejor traje.
Buscaba un empeño más alto. Convertir el deseo en carne,
vivir en un fuego constante, pero no consumirse,
hacer con lo imaginado una cotidiana púrpura.
Mutarse en los mil que el yo contiene y danzar entre ellos.
Tocar placer y sabiduría y belleza con los dedos.
Transformar lo que el arte presiente en un acto inmediato.
Un frondoso jardín cubierto de deidades y de emblemas.
Fue muy alta la apuesta, era muy alto el deseo.
Y aunque no se cejó nunca. Y aunque todo fue siempre
ascender la montaña, la nieve amorató los párpados
de frío, el barro encenagó los pies y las sandalias,
hubo sórdida ventisca, y los sentados en humilde sillón,
en el segundo piso o en las azoteas (inquilinos iguales)
escupieron al que pasaba, rieron de sus lunáticos ojos,
y chapoteando en tan pobre condición, ninguno entendió nada.
Pero por ser terrible el suceso, no radicaba ahí la importancia.
Es que el camino no concluía nunca, es que el fuego,
muchos días, no quemaba. Es que al palpar los labios
del ciclamen se deshacían...Porque detrás del deseo hay lluvia,
y detrás del jardín se busca otro jardín, y otro deseo al sol,
y otro cuerpo que arda en similar materia, y que no dañe.
Frondas de aquel huerto que adivinaban las noches de verano...
Fue muy alta la apuesta, era muy alto el deseo.
Y aunque el ansia de altura no se pierda, aunque no
se amengue el valor que se juega ni un único instante,
aunque con brillos se conjure el caer de la nieve,
y nada importe la mezquina sandez de los tibios
o los aposentados, y siga el peregrino buscando arduo sol,
ya no se engaña, tiempo hace que sabe la verdad, su alta cima:
Que es falso el vencedor, y que vence el vencido,
y que sólo la Muerte, la gran acogedora, conforta al derrotado.
Luis Antonio de Villena
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16-may-2004
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Alturas de Macchu Picchu (Pablo Neruda)
Sube a nacer conmigo, hermano.
Dame la mano desde la profunda
zona de tu dolor diseminado.
No volverás del fondo de las rocas.
No volverás del tiempo subterráneo.
No volverá tu voz endurecida.
No volverán tus ojos taladrados.
Mírame desde el fondo de la tierra,
labrador, tejedor, pastor callado:
domador de guanacos tutelares:
albañil del andamio desafiado:
aguador de las lágrimas andinas:
joyero de los dedos machacados:
agricultor temblando en la semilla:
alfarero en tu greda derramado:
traed a la copa de esta nueva vida
vuestros viejos dolores enterrados.
Mostradme vuestra sangre y vuestro surco,
decidme: aquí fui castigado,
porque la joya no brilló o la tierra
no entregó a tiempo la piedra o el grano:
señaladme la piedra en que caísteis
y la madera en que os crucificaron,
encendedme los viejos pedernales,
las viejas lámparas, los látigos pegados
a través de los siglos en las llagas
y las hachas de brillo ensangrentado.
Yo vengo a hablar por vuestra boca muerta.
A través de la tierra juntad todos
los silenciosos labios derramados
y desde el fondo habladme toda esta larga noche
como si yo estuviera con vosotros anclado,
contadme todo, cadena a cadena,
eslabón a eslabón, y paso a paso,
afilad los cuchillos que guardasteis,
ponedlos en mi pecho y en mi mano,
como un río de rayos amarillos,
como un río de tigres enterrados,
y dejadme llorar, horas, días, años,
edades ciegas, siglos estelares.
Dadme el silencio, el agua, la esperanza.
Dadme la lucha, el hierro, los volcanes.
Hablad por mis palabras y mi sangre.
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16-may-2004
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Me gustas cuando callas... ( Pablo Neruda )
Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.
Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía;
Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.
Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea
:(
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