Voy a contar un poco de mi historia.
He sido siempre una persona con un carácter tímido, muy perfeccionista y con
más altibajos de ánimo de lo habitual.
En mi época de estudios, hasta los 24 años, me fue muy bien en todos los
aspectos, y aunque era tímido y tenía un círculo de amigos relativamente
limitado era feiiz con mi timidez.
Mi primer trabajo a los 24 años era de mucha responsabilidad y con muchos
problemas derivados del propio trabajo. Pasé muchos nervios y malos ratos
pero conseguía llevar el tema más o menos bien hasta que me sentí saturado
por los problemas y el estrés y dejé el trabajo con 26 años. Esta etapa fue
dura para mí pero las propias dificultades me ayudaron mucho a superar mi
timidez.
En los siguientes seis meses empecé a estudiar un máster con el dinero
ahorrado. Como lo había pasado mal en el trabajo anterior decidí que tenía
que pasarlo muy bien, así que salí mucho (para lo que en mí es habitual) y
disfruté bastante. Además sentía una sensación de fracaso por haber dejado
el trabajo anterior que me martilleaba la cabeza, y esto trataba de
remediarlo saliendo mucho.
Haciendo el máster pasó algo. Fui un día a pelarme, hacía calor y era
después de comer. Cuando me estaban pelando, de pronto sentí una gran
ansiedad y un sudor extraño que me hizo quedar empapado en pocos segundos
(yo sudo bastante de por sí). Me quedé muy extrañado y asustado por lo que
me había pasado. El peluquero me preguntó que me pasaba, paró de pelarme
medió un dulce y agua fría hasta que se me pasó un poco y me terminó de
pelar.
Cuando salí de la peluquería me quedé pensando en lo que me había pasado y
lo achaqué a una especie de lipotimia por el calor y por tener el estómago
lleno. Ahí quedó la cosa.
Eran los últimos días del máster y teníamos que hacer entrevistas para
prácticas en varias empresas y empecé a notar que tenía miedo antes de hacer
estas entrevistas y no por su importancia, sino que tenía miedo de empezar a
sudar en ellas y que se me notara. Y efectivamente eso me pasó en varias de
ellas.
Después empecé a trabajar en una empresa de serviicos, donde sigo ahora a
mis 35 años. En esta empresa tengo que viajar mucho y relacionarme con
muchas personas generalmente desconocidas. A medida que empezaba a
desarrollar este trabajo fui desarrollando una ansiedad cada vez mayor a
estas relaciones, y esa ansiedad se debía sobre todo a mi miedo a sudar.
Sudaba constantemente en el trabajo y especialmente cuando tenía que
relacionarme con desconocidos.
Yo no sabía que me pasaba y fui a varios médicos. Me hicieron pruebas de
azúcar, electrocardiogramas, etc y no me descubrían nada. Pero yo cada vez
sudaba más y tenía más miedo a las relaciones sociales. Al principio era
sólo en el trabajo, pero luego era en mis relaciones personales e incluso en
las familiares. Me daban "ataques de sudor" en mi casa, con mis amigos y en
el trabajo; tenía miedo a pelarme (casi siempre se me vuelve a repetir lo
que me pasó aquella vez), tenía que salir de la iglesia empapado en sudor,
etc. Y cada vez estaba más deprimido y encerrado en mi mismo.
Cuando llevaba 2 o 3 largos años con este problema fui a psiquiatra que me
dijo que tenía fobia social. Me comenzó a mandar medicamentos y empecé con
él una terapia. Al principio los medicamentos me ayudaban a estar más
tranquilo y seguro y afrontar con más seguridad mis relaciones sociales.
Luego, después de un año o algo más de tomar ansiolíticos, me hice
dependiente de ellos y necesitaba tomar muchas pastillas. Así que las
primeras vacaciones que cogí, decidí dejar de tomarlos y afrontar mi
problema sin pastillas.
Durante esa época me eché mi primera y única novia, que me ha hecho muy
feliz. Ella me ayudó mucho y he estado tres años sobrellevando relativamente
bien este problema. Con dificultades he podido ir afrontando las situaciones
de miedo y me he encontrado cada vez mejor sin tomar nada (sí haciendo un
poco de yoga, control de la respiración y otras técnicas de relajación que
he aprendido).
Pero por lo que veo esto es un problema recurrente, y maldita sea
últimamente he empezado a sentir este miedo a sudar ante determinadas
mujeres de mi entorno: concuñadas, compañeras de trabajo. Mi novia es muy
celosa y este problema no lo ha entendido (cree que estoy enamorado o pienso
en otras personas) y se ha terminado mi relación desde hace unos meses.
Intento llevar la situación de la forma más optimista posible pero ahora
siento mis miedos otra vez más fuertes. Espero que Dios me de ayuda para
seguir adelante.
Jesús
Setiembre 2005