Hoy, ¿A cuanta gente puedo mirar a los ojos? Lo importante, o no, significa mirar a los ojos. En mi caso significa mi veto de confianza hacia el interlocutor de mi mirada.
Mi mirada hacia otro es compartir energía con otras miradas. La gente social, suele mirar a los ojos, en realidad, casi no me entero de esto, pero clavar los ojos significa un toque de poder o un toque de confianza o un toque de complicidad.
Cuando salía a seducir a bares o lugares para ellos, mi primer arma o mi manera de ganar confianza para entablar un dialogo era la mirada, y justamente eso era un paso, para conversar o simplemente tener otra platica a través de los ojos; que para mi, era más interesante, profundo y sincero que la literal platica.
Las miradas son, en mi cabeza, pequeñas fotografías de la persona, se me cruzan las primeras y últimas a personas que ya no veo más. Cuando por última vez ví a mi padre, mis ojos solo esquivaban el choque de miradas, simplemente no tenía la confianza para hacerlo, como me pasa con la mayoría de las personas que conozco, porque desconfío o pienso que la relación es de interés o ajena a la alegría o algún sentimiento que quiero compartir.
Es sumamente importante poder tener complicidad o correspondencia con alguien para mirarlo, porque justamente significa, en mi, que comparto parte de mi vida con esa persona. El hecho de no mirarlo a los ojos, no sólo es juicio de mi desconfianza, sino de mi desinterés, o de una imagen paternalista o superior o de soberbia o de fanfarronería o de cualquier “ganador”(como la sociedad lo define) que cuenta cosas que me ponen mal.
A veces no podría mirarme a los ojos a mi mismo, porque hablo cosas de que realmente están generadas a través de mis impulsos o mis ansiedades y no de mi forma de ver la vida que trato de defender para mis adentros.
Pero igualmente elijo a quien o no para mirar a los ojos y me pregunto ¿A quien puedes mirar a los ojos?-