cuanto más intento evitar el contacto más poder otorgo a aquellos que se dan cuenta para molestarme. En el tren, el tío que al final consigue que lo mire, parece decirme:" tío, qué pasa contigo?" Entonces comprendo que la imagen de su cara incisiva no se me borrará fácilmente.
No le conozco de nada, incluso intuyo cierta maldad por su parte "forzándome" a que lo mire. Me siento rabioso, en ese preciso momento en que comprendo cual es la situación. Sigo mi camino y nos separamos, pero ya el mal está hecho. Entonces pensé en una analogía que podría explicar la clase de persona que soy: perdón por el rollo, pero, en realidad, lo es.
La tierra, este planeta, tiene un magnetismo que nos protege de la radiación solar. Si yo hubiera tenido una personalidad "fuerte, ese fulano no abría osado buscar mi mirada. Ello se produce porque ve en mí una debilidad, o, en el símil, como si yo fuera, digamos, Marte. Marte carece de protección magnética y por eso no tiene vida. Eso nos pasa a nosotros, todo nos jode porque algo falla en nuestra personalidad que hace que seamos vulnerables a los ataques. Ese tipo se divirtío, pensé, buscándome la mirada, y viendo que, en realidad, no podía ocultarme. Siguiendo mi historia, hace tiempo me encontré unas gafas, las gafas que me convertían en un hombre guapo, y entonces pensé que en ello había encontrado mi protección "magnética". Error. Las gafillas tenían dimensiones ridículas y siempre temía perderlas, que me las destrozasen. Ello provocó una dependencia de tal calibre que evidencia que mi necesidad de protección era inmensa. Entonces un día mi protección se vino abajo. Yo estaba en mi piso, pelándomela felizmente cuando caí en la cuenta que era vigilado con equipos de sónar desde un psio superior. Esto demuestra que el deseo de la gente de evidenciar nuestra fragilidad puede llevar a cometer a la gente actos de incomprensible, sólo yo he sabido cómo salir de toda esta mierda a base de terapia personalizada y paciencia, amigos, no desesperen, la vida es bella.