Hola a todos,
La verdad es que ha sido como por casualidad encontrar hoy este foro. He leído buena parte de los posts y respuestas, con las que me siento grandemente identificado. He pasado por ya no sé cuantos psicólogos y psiquiatras... y sinceramente, creo que la eritrofobia la estoy superando poco a poco por mí mismo. Las terapias están bien yo creo para otros problemas más relacionados con el estrés diario. Este es un problema muy concreto, una lucha interior a la que hay que hacer frente... Es duro, y sobre todo en mi caso cuando gran parte de mi vida personal y laboral depende y ha dependido de la opinión de los demás.
Como algunos comentáis, la base de todo es la familia. A mí desgraciadamente (y afortunadamente, porque todo tiene su lado positivo) me ha tocado crecer en una familia obsesionada con el perfeccionismo, el intentar agradar a los demás. He llegado a la conclusión de que seguramente mi madre sea muy superficial, y la generación anterior (la de nuestros padres), ha buscado la comodidad después de tantos años de guerra civil y dictadura. Esto justifica el estar escuchando constantemente de boca de mi padre que España es una país en el que nada funciona, todo está mal, todo necesita corregirse.
Con esa perspectiva, fui pasando con un espediente académico más o menos brillante por varios colegios privados hasta que llegué a uno que mis padres esperaban que fuera el mejor para mí. Nada más lejos de la realidad. Omito el nombre por respeto a la gente que todavía sigue trabajando allí, sólamente digo que es sólamente masculino y que lo dirige un colectivo religioso bastante "importante". Allí desgraciadamente, viví un entorno bastante perjudicial para mí, viniendo de la familia que venía. Un entorno exigente, buscando el máximo rendimiento y la brillantez de cada uno... todo justificado y marcado por una base religiosa bastante fuerte. Y al año de estar allí me entraron los agobios, y a sufrir una eritrofobia que me dejaba completamente fuera de sitio... en un momento en el que estaba pasando por mis 15-16-17-18 años. Pero todo lo negativo también tiene algo positivo. Encontré lo que es hoy parte importante de mi vida y hoy forma parte de mi trabajo: la música y la radio. Creo que aquel día que con 14 años en ese mismo colegio entré a formar parte de la emisora de radio, encontré un apoyo moral bastante importante. Porque los que nos sentimos inseguros hacia los demás, tenemos que enfrentarnos a nosotros mismos. En COU cambié de colegio a un instituto, y al estar con un entorno más "normal" de gente pude seguir hacia delante. Hasta llegar a la Universidad donde (si Dios quiere) terminaré mi ingeniería este curso que viene. Sinceramente, conocimientos en la Universidad pocos he aprendido. Lo que sí he aprendido es a que nadie es más alto que el otro... creo que es una cura de humildad. Un entorno en el que hay gente muy lista, hay gente muy torpe, y luego una masa media que poco a poco vamos sacando las cosas. Una masa en la que me incluyo. La clave es en ser realista con uno mismo, saberse capaz de sus propias limitaciones, y no creerse ni más ni menos que los demás. Porque luego en el mundo profesional lo que cuenta, sinceramente, es ser honesto y buena persona. Siendo buena persona y sobre todo
generoso con los demás, se llega al sitio que uno merece.
Por otra parte, a nivel profesional puedo deciros que desde aquella emisora de colegio he ido pasando por otras 7 más. Cuatro de ellas con emisión a nivel nacional, trabajando en vacaciones de verano y fines de semana. Para una persona con eritrofobia la verdad he tenido que ir cambiando y afrontando mi personalidad en cada paso que he dado. Lo he pasado muy mal en algunas entrevistas de selección, pero me dí cuenta de una cosa... se me valoraba como locutor no como una persona que se sonroja sin motivo aparente. Y afortunadamente me he encontrado con buena gente y mala gente en el camino. La mala gente, me he dado cuenta que acaba cayendo antes o después. Porque encima los que son malas personas, egoístas y malos profesionales... son los que más inseguridad tienen... ya que en el fondo saben que no valen. Quizás no se ponen rojos, pero no tienen más confianza que la que yo tengo en mi mismo. Reconozco que hay que trabajar, luchar y demostrar. Muchos se empeñan en que la vida es competición, pero pienso que lo importante es hacer lo que uno puede e intentar hacer feliz a los demás con su trabajo. Porque en mi caso, yo hace un par de años me dí cuenta que seré feliz haciendo feliz a los demás. Con mi trabajo en radiofórmulas y programas especializados pude aportar eso... y aunque algunos turnos acababa destrozado... mi labor sirvió para que la gente que escucha pueda evadirse de sus problemas y disfrutar escuchando música... o a un tipo que pone discos uno detrás de otro. Sigo resumiendo, porque sino convierto esto en un diario jajaja.
Después del instituto decidí encaminar mi vida a algo más técnico, como estoy estudiando ahora ingeniería en imagen y sonido (una de las ramas de la ingeniería técnica de telecomunicación). Seguí compaginando la radio hasta hace 2 años, currando fines de semana y vacaciones. Hoy en día colaboro con algunas emisoras pero ya a modo menor porque trabajo como productor musical freelance para algunas discográficas españolas y extranjeras. Intento ser feliz con lo que hago, intento hacer feliz a los demás con mi trabajo. Sigo con mi problema de eritrofobia, pero estoy convencido algún día cuando tenga mi vida ya por fin establecida, y con plena confianza en mi mismo... desaparecerá. Es un camino largo, poco a poco hay que ir enfrentando las situaciones en las que la vida te pone. Por ejemplo, he pensado alguna vez en el día que presentaré mi tesis ante el tribunal, cómo reaccionaré... si me pondré nervioso o no. Todo el mundo se pone nervioso cuando le están evaluando o cuando le están escuchando miles de personas. Lo importante es ser consciente de ello, tener mucha panciencia y pensar que la vida es una carrera de fondo. Yo me he dado cuenta hace poco. Ahora, con 23 años continuo luchando día a día. No es cuestión de buscar que los demás te respeten (cosa que he estado haciendo en los últimos años y que he conseguido pero me he dado cuenta de que no es relevante), sino respetarse a uno mismo. Ser flexible, todos tenemos fallos... yo puedo ponerme rojo en situaciones de estrés o tensión, pero cada día me importa menos. Porque cuando pasa, ha pasado. Y volvera a ocurrir, pero volverá a pasar otra vez. Y llegará el día en el que ya no ocurra más. Estoy convencido de ello.
Hay que enfrentarse a la vida y a los problemas
con la cabeza bien alta.
Podría extenderme algo más, pero yo creo que por hoy ya está bien
