Iniciado por LOU SPIN

Para demostrarlo vamos a partir del ejemplo del autor del post. Supongamos que en un momento dado, presa de un estado puntual de ferocidad iracunda y por qué no decirlo, una cierta estulticia, sentencia a los cuatro vientos y jurando en arameo; “me cago en mi **** vida!!!”.

Iniciado por Ferdinand Bardamu

Hola. Parto del hecho de que el que haya leído En mi **** vida, el fracaso no se sufre: se habla, y no se haya conmovido o sentido identificado, es que está muy lejos de empatizar conmigo. Vivimos en frecuencias diferentes. Pero vosotros hablad, participad del teatrillo, vendeos, gozaos onanísticamente cada vez que abrís la **** boca. Es una evidencia manifiesta que se coge antes a un charlatán que a un ladrón. ¿Estulticia por gritarle a mi silencio? Qué sabrás, tú.

Iniciado por Ferdinand Bardamu

Parto del hecho de que el que haya leído En mi **** vida, el fracaso no se sufre: se habla, y no se haya conmovido o sentido identificado, es que está muy lejos de empatizar conmigo. Vivimos en frecuencias diferentes.

Iniciado por LOU SPIN

“La flagelación, entendida como el castigo usando la palabra como látigo de siete puntas para darse de leches en toda la paletilla, sólo tiene valor terapéutico si, y sólo si, la persona azotada es la misma que la que agrede”.
Para demostrarlo vamos a partir del ejemplo del autor del post. Supongamos que en un momento dado, presa de un estado puntual de ferocidad iracunda y por qué no decirlo, una cierta estulticia, sentencia a los cuatro vientos y jurando en arameo; “me cago en mi **** vida!!!”. ¿Qué ha ocurrido?
Si todo ha ido con normalidad, habrá experimentado un reconfortante sentimiento de bienestar, provocado por las endorfinas que ha segregado su hipófisis como respuesta a tal hostilidad verbal.
Pero ahora viene lo bueno. Supongamos que otro usuario, molesto con algún comentario de Bardamu, le espeta en toda la jeta; “me cago en tu **** vida!!!”. ¿Qué sucede entonces?
Siguiendo con la premisa de comportamiento habitual, el receptor de tan lacerante bravata, habrá experimentado una serie de cambios fisiológicos como ruborización general de la tez, manos en puño con contractura de la quijada y rictus constreñido de entrecejo.
Su nivel de adrenalina se habrá disparado, produciéndose un efecto diametralmete antagónico al que describíamos en el primer corolario, con lo que queda demostrado el teorema.

Iniciado por Ferdinand Bardamu

Mi **** vida.



En mi **** vida, todos me escuchan: no hablo a nadie.
En mi **** vida, nadie me habla: yo escucho a todos.
En mi **** vida, pienso como un genio: pero hablo como un idiota.
En mi **** vida, las noches son poesía: las mañanas, elegías.
En mi **** vida, la soledad es querer hablar: la compañía, tener que callar.
En mi **** vida, nunca imagino mi voz: es un mal recuerdo.
En mi **** vida, grito callando: otros callan gritando.
En mi **** vida, el fracaso no se sufre: se habla.
En mi **** vida, no lloro por aquello que no dije: lloro por lo que no diré.
En mi **** vida, la gente habla por los codos: yo callo por la boca.
En mi **** vida, no le cuento un sueño a alguien: le incubo una pesadilla.
En mi **** vida, mi silencio hace ruido: suena a cadenas arrastrándose.
En mi **** vida, hablar con naturalidad es hablar en subjuntivo: callar es imperativo.
En mi **** vida, la emergencia no es pedir una ayuda: es callar un socorro.
En mi **** vida, la almohada no es confidente: me interroga.
En mi **** vida, el silencio no es una excusa: es una pena.