Yo paso de los cuarenta, amigos y amigas, ni he besado ni me ha besado una mujer en la vida.
Todo lo que sé de los besos es los que se dan a los familiares o cuando conoces a alguna, osea, los típicos besos tontos en la mejilla.
Y ya le he tomado tal repugnancia al tema que imagino que hasta me daria asco.
Cada uno cuenta su historia.