GuerrilleroX

El pasado 28 de agosto se celebró el Maratón Internacional de la Ciudad de México 2011 en su edición 29. Decidí participar, entrené para ello y ésta es mi experiencia en lo que fue mi primer Maratón.

Mi intención era iniciar y mantener un ritmo de 4 minutos por kilometro hasta donde mis reservas de energía soportaran. Sabía que era riesgoso pero ese era mi plan.

Un día anterior al maratón salí a entrenar en la mañana. El programa marcaba “25 minutos 10x50mts”. Antes de iniciar me empezó a doler la pantorrilla derecha a causa de lo que llaman coloquialmente “por frio o frialdad”. Creí que conforme el calentamiento hiciera su trabajo se me iría quitando. Llegó la hora de iniciar la carrera continua, empecé trotando suave y tenía la intención de mantenerme así hasta el final con el objetivo de reservar energía para el maratón. El dolor no se me quitó, iba avanzando con un trote demasiado suave debido al dolor que sentía, empecé las repeticiones de 10 x 50mts e intenté aumentar la velocidad y tampoco pude. El dolor se mantenía. Llegó la hora de regresar a casa y lo pretendía hacer en los 10 minutos que restaban, pero iba muy despacio, y con ese paso iba a hacer más tiempo del programado. Nuevamente intenté acelerar pero otra vez no pude. Mi pulso iba demasiado elevado para la poca velocidad que llevaba. Lo que iba a ser un entrenamiento sumamente sencillo se convirtió en uno de los más difíciles y tortuosos que he hecho.

Llegó el día y el momento por el cual entrené lo mejor que pude. Me sentía física y mentalmente muy bien. Era una mañana fresca y muy agradable. Se escuchó el disparo de salida y ¡a correr se ha dicho!. Era un día muy especial porque parte de mi familia fue a verme participar. Desde el principio me concentré en mantener un ritmo moderado, calculando que los primeros 5km los tenía que correr en 20 minutos. Yo soy un corredor que tiene la capacidad de correr los 5 km en 16 minutos, así que correr los primeros 5km en 20 minutos no representaría gran esfuerzo. Llegué al km 5 en 22 minutos y pensé que para emparejarme al tiempo que yo mismo me programé debía aumentar la velocidad para que en el km 10 llevara 40 minutos en teoría. Pero decidí que mejor no haría eso , me acordé de mis camaradas del foro que me sugerían iniciar más lento de 4 minutos x km. Así que me relajé y sólo seguí ese ritmo tranquilo que llevaba. Al poco tiempo me empezó a dar un dolor que se asemeja al “dolor de caballo”, era un dolor que sentí debajo de las costillas derechas. Lo he sentido pocas veces cuando salgo sólo a trotar muy suave, se me hizo muy raro porque no iba trotando, al contrario llevaba buen ritmo. Seguí y al llegar al kilometro 10 llegué con un tiempo de 44 minutos. Sentí que esos primeros 10km me habían costado mucho. En carreras de 10 km mi mejor tiempo es de 34 minutos, así que si hubiera corrido los primeros 10 km en 40 minutos tampoco hubiera sido muy difícil para mí, pero hasta me pasé por 4 minutos y ya sentía el peso de haber corrido los primeros 10 km. El dolor de caballo se me quitó sólo. Continúe y en el km 20 llevaba 1 hora 29 minutos, y también ahí me costó bastante llegar. Obviamente correr 20 km cuesta, pero sentí que me costó más de lo esperado. En el km 21 llevaba 1 hora 33 minutos. Sabía que mi objetivo de terminar el maratón en 2 hrs. 48 minutos se había ido ya. Entonces pensé que ahora mi meta sería terminarlo en tres horas como máximo. Seguí y en el km 26 sentí por primera vez un dolor que se asemeja a cuando a uno le va a dar un calambre. Ese dolor fue en el mi fémur izquierdo en la parte superior justo en donde se une con el coxal o cadera. Ese dolor o esa molestia ya me habían dado dos semanas antes de finalizar el programa de entrenamiento para maratón después de entrenar “distancia” y esporádicamente durante el día en las semanas antes mencionadas, pero era una molestia mínima que pensaba que sola se quitaría y que el día del maratón ya habría desaparecido por completo. No fue así, ese malestar seguía presente y era el primer aviso de que debía moderar la velocidad. Sólo bajé un poco la velocidad y poco después seguí con el ritmo que llevaba anteriormente. Pensaba que aún era muy temprano para que al km 26 ya estuviera sufriendo debido a los calambres. En el km 29 volví a sentir lo mismo e igual sólo bajé la velocidad, me estabilicé y seguí. Pero en el km 32 volví a sentir la molestia, pero esta vez no era la única, ahora me dolía la espalda alta, quizá por lo tenso que me sentía, y esta vez no bajé la velocidad sino que ahora opté por caminar un poco, me estabilicé y continúe. Pensé que sólo faltaban 10 km y que llevaba ya más de la mitad del recorrido, esto con el objetivo de darme ánimos para seguir. En el km 34 me detuve por que ahora me dolía parte de la planta del pie derecho, nuevamente me detuve a caminar, sólo que ésta vez mi caminar fue más prolongado, me recuperé y continúe. En el km 36 otra vez la planta del pie me hizo detenerme y que con la molestia del fémur y la tensión en la espalda me estaban haciendo luchar bastante por continuar. Y ahora mi pierna derecha en el musculo interno que está cerca de la rodilla (creo que su nombre es “vastus medialis”) se les había unido en señal de que mi cuerpo estaba haciendo esfuerzos enormes por ayudar a las partes del cuerpo que estaban averiadas. Me preguntaba por qué mi cuerpo no me estaba respondiendo como yo deseaba, yo quería correr más rápido y apenas y podía trotar, era una sensación muy frustrante. No me quedó otra que avanzar al paso que me era posible, pero aún así sentía que la energía que consumía era mucha. Los espectadores anónimos no paraban de alentarme a mí y a tod@s los corredores, me gritaban ¡Ramiro, vamos, sigue, ya falta poco!, intentaba hacerlo, intentaba seguir, pero no me tenía nada contento saber que no podía más que sólo caminar. Porque sabía que si me sobre esforzaba era muy probable que ahora sí me diera un calambre, y dándome uno ya no podría ni siquiera caminar. Supongo que estaría en el kilometro 38, llegando a él entre caminando y trotando, cuando en mi reloj marcaba ya casi las tres horas, ya no me importaba el tiempo, lo que quería era nutrir mi cuerpo he hidratarlo con todo lo que pudiera. También quería ver “una luz en el horizonte“, ansiaba ver la meta cerca, pero no la veía por ningún lado. De pronto un tipo en una bicicleta me alcanzó, se puso delante de mí, vi que en la parte trasera de la bicicleta llevaba un pasajero sentado y no pude evitar pensar: “Quisiera ser aquel individuo que va atrás”, e inmediatamente pensé: “¡Qué estupidez estoy pensando!, voy a terminar el maratón caminando o arrastrándome si es que no me queda otra opción, pero lo voy a terminar!”. Estaba ya en el km 39 cuando intenté acelerar el paso, me dije ¡Voy a terminar estos últimos kilómetros con todo!, quizá corrí 50 mts. O menos cuando de repente sentí un dolor horrible en la pantorrilla izquierda, grité ¡aah, no puede ser!, era un calambre, todos mis esfuerzos eran en vano, simplemente no podía, traté de calmarme y el calambre afortunadamente fue muy leve porque me permitió seguir caminando, me resigné a seguir avanzando así, caminando y trotando suave. Esos últimos dos km se me estaban haciendo interminables. Y ya cuando mi paciencia se estaba cansando de sólo poder desplazarme lentamente dimos vuelta a la derecha y sin saberlo había llegado a la av. 20 de noviembre, a lo lejos ví arcos hechos de globos de colores, dije ¡es la meta!. Eran sólo unos 400 mts. Aproximadamente los que me separaban de la meta. No sé que fue, tal vez la adrenalina que hizo que todo mi tormento físico desapareciera momentáneamente. Corrí, corrí como en ningún momento de la carrera, corrí tan rápido como pude mientras no podía contener mi llanto mientras corría, me decía ¡estoy cerca, estoy cerca!, mientras en una de las gradas escuché que gritaban mi nombre: ¡Ramiro, Ramiro!, era mi familia la cual me motivó en algunos puntos del maratón. Corría sin pensar en los temidos calambres. Crucé la meta sin dudarlo ni un segundo. ¡Lo hice, lo hice! pensaba mientras mi llanto no cesaba, simplemente me ganó la emoción, recordar por todo lo que tuve que pasar para llegar, por todo lo que sufrí, y que hubo un momento en el que pensé darme por vencido, pero ¡no!, pudo más mi deseo de seguir avanzando a pesar de todo. Inmediatamente después de cruzar la meta detuve mi cronómetro, vi que marcaba exactamente 3 hrs 11 minutos, eran las tres horas once minutos más dulces de mi vida, era un triunfo que me supo a gloria.

Al finalizar recibí una medalla que para mi simboliza el título de “MARATONISTA”. Nunca Había corrido más de 27 km ni tampoco más de 2 horas, así que terminar el maratón me hizo superar mis límites y ampliar mis horizontes.

Ahora creo que todos tenemos la capacidad de superarnos en lo que queramos.

Caretaker

muy bien por ti. felicidades por lograr tu meta

RVIL

Felicidades, un maraton de esos no lo termina cualquiera...

edirolfa66

felicidades!!

Oye estoy interesado en tema, podrías contarme un poco como te preparaste, cuanto tiempo antes, etc.?

Dufrein

Ahora a por la ultramaratón, yo desde que la hice me siento un semidios

usuarioborrado

Loco! me hiciste llorar con esa historia. Me imagino habrás besado esa medalla como si hubiera sido del primer lugar. Felicitaciones =) yo me imagino ese tramo que contás cuando te empezaron a dar los calambres, seguramente mil ideas te pasaron en la cabeza de cómo dejar la carrera, pero seguiste para adelante!

pd:ahora por la copa no?

Aprendiendoavivir

Enorme Guerrillero!

Completaste una maratón, y viste que puedes conseguir lo que te propongas.

Felicidades.

CAPITULO_II

Enhorabuena al autor del post por su logro. Sin embargo, quería añadir que estas historias de superación en el deporte pueden valer como metáfora para la vida, pero a mí no me sirven. Yo no puedo correr una maratón, pero sí puedo hacer 150 kms en bicicleta, con puertos de montaña por el medio. Pero no puedo aplicar ese esfuerzo y ese afán de superación al resto de mi vida. Lo de la bici lo logré sin proponérmelo, simplemente porque me gustaba entrenar, por eso, en realidad no me supuso esfuerzo. Sin embargo, a la hora de encauzar mi vida no consigo tener la misma mentalidad, no puedo aplicarlo a otras facetas vitales. Bueno, no sé si me he explicado, quiero decir que son logros deportivos, que hacen que te sientas bien contigo mismo cierto tiempo, pero nada más. Es curioso que me resulte más fácil hacerme 100 kms en bici que conversar diez minutos con alguien. Da que pensar.

GuerrilleroX

Humildemente agradezco vuestras felicitaciones.

Edirolfa66. Te contesto: Llevo 1 año 10 meses practicando y hasta ahora he estado sin entrenador. Sería mejor empezar a correr con la ayuda de un entrenador, así evitarías cometer errores como los que yo he cometido. Simplemente tomé un programa que bajé de internet y me puse a entrenar. El programa duró 2 meses y medio. Te recomiendo que empieces con programas para 5km o 10km antes de trabajar con programas de medio maratón o maratón, para que tu cuerpo se vaya adaptando poco a poco al ejercicio.

Dufrein, ya me imagino, un Ultra maratón...Ojalá después pueda experimentar uno así como tú, eso realmente es expandir los límites de los alcances del cuerpo.

GuerrilleroX

Me pasa que como no he podido sentirme pleno en mis relaciones interpersonales o mejor dicho no he ni siquiera construido una, me siento por ello en deuda conmigo, a veces me siento frustrado e incapaz de hacer amistad verdadera, siento que mis defectos de carácter como la intolerancia o el sentir miedo a no ser capaz de ser independiente para empezar proyectos como auto emplearme (ni siquiera sé cómo en qué me emplearía) o no sentirme con la capacidad de obtener dinero para mandar a construir una casa, etc. Hacen que sienta un deseo enorme por liberar todos esos sentimientos reprimidos, y es por eso que corriendo es como los libero.

El deporte me ha ayudado a sentirme mejor, y he conocido a mucha gente que también le gusta correr. El deporte es mi salvavidas.

Tengo talento para correr, tengo la capacidad física y estoy intentando tener la más importante que es la capacidad mental, y creo que puedo conseguir mucho más de lo que he conseguido ya. Quiero seguir en el deporte y quiero que sea una profesión para mí. Quiero seguir en este camino que es desconocido para mi, y como dice la canción “Caminante no hay camino, se hace camino al andar…” Es un riesgo sí, pero asumo ese riesgo. La vida da muchas sorpresas (quiero pensar) tanto agradables como lo contrario y mientras me mantenga en el camino pasará hasta lo que ni siquiera había imaginado, lo que tenga que ser será y lo que no pues no.

Quizá llegué a ser un gran deportista y siga siendo un inepto para relacionarme sanamente…ja ja..o tal vez lo primero no y en lo segundo esté igual..Je je..Eso ya no me causó mucha gracia….en fin. Que pase lo que tenga que pasar.