Hola a todo aquél que me lea.
Me llamo Ariadna, tengo 21 años recién cumplidos y tuve fobia social. Hablo en pasado, aunque hayan muchas cosas que aún me falten por superar. Pero eso es la vida, superar cada obstáculo para poder alcanzar lo que queremos.
Siempre he sido una persona muy tímida, de esas que cuando responden en clase les sale una vocecilla de niño pequeño, o que se ruboriza a la mínima. Es más, tengo pareja desde hace dos años y aún me avergüenzan muchas cosas.
Cuando tenía 17 años me diagnosticaron depresión aguda, y tras eso y unas cuantas sesiones de psiquiatría me diagnosticaron la fobia social. Me pasé un tiempo encerrada en mi casa por agorafobia y, un día, tras muchos en los que salía con miedo a la calle, me vi fuera y me sentí normal.
Poco a poco las cosas se superan. Y somos nosotros mismos los que nos ponemos la barrera con el "no puedo". No podía salir, pero sin pensarlo, salí a la calle y respiré sin miedo. No podía hablar con la gente, hasta que un día, por necesidad, hablé con alguien que desconocía. No podía mirar a los ojos a nadie, y un día lo hice. No podía comer frente a nadie, siempre me tapaba la boca porque me avergonzaba ser vista comiendo, y un día me dio igual. Todos comemos, todos hablamos, todos merecemos ser mirados a los ojos y todos merecemos vivir sin miedo. Más cuando el miedo, aunque nadie lo crea, nos lo interiorizamos nosotros mismos. Pensamos demasiado en el futuro, en el qué dirán, qué pensarán, qué pasará. Dejemos que ocurra, que piensen y dejémonos a nosotros mismos vivir.