La impotencia de tener que ser arrastrados por la política de un país, hace que el ser humano intente cambiar sus modalidades,
sólo para no sentirse víctima de una continua corriente social que
va obligando, minuto a minuto, a terminar siendo, indistintamente, parte de esa masa.
¿Cuántas veces el hombre planea comenzar un nuevo rumbo o un camino diferente?. Pero a la hora de pronosticar un futuro, observa que deberá atenerse a las consecuencias generalizadas, pautadas y hasta el momento, marcadas.
El sistema exige a diario, que uno responda y cumpla con ciertos deberes u obligaciones. Las necesidades y conveniencias del entorno en el cual somos partícipes; a veces, nos hacen actuar de una forma que no siempre es igual a lo que, en verdad, quieren nuestros deseos y objetivos.
Lo triste, es pensar que si no podemos realmente adaptarnos al sistema, no nos queda otra que romper esa regla que nos agobia y vernos en la necesidad de aficionarnos a un cambio, que simularía ser una especie de "cólera social".
Las infinitas obligaciones, responsabilidades y exigencias que el sistema exige a diario a todos los seres humanos que forman parte de él, se convierten en asesinas de sueños, anhelos y proyectos personales.
La rutina, eso que tanto agobia, no es más que una especie de inyección abortiva de las esperanzas de poder ser uno mismo y en consecuencia actuar. Es sólo de valientes dejar de ser playa para ser un granito de arena aislado...
¿ usted se anima?, ¿cree que podrá?. Es mucho lo que se necesita, solo hace falta probar y ver si realmente se puede. Las exigencias que te impone el sistema o la familia ¿ son nuestros verdaderos objetivos?.
¿Porque hay que cumplir a todo sin excepciones? ¿Se puede vivir sin una rutina? ¿ Solo la ideología de la mayoría es válida? ¿ Existe otro sistema posible?.