Ahora estoy sólo y me gusta estar sólo, pero la verdad es que aunque me guste y entre una multitud me incomode, aún queda un resquicio en mi que quiere justo lo contrario.
Lo que de verdad anhelo y con lo que sueño despierto, es con un abrazo. Un abrazo de la persona a la que amo, aunque aún ni siquiera la conozca. Ni con besos, ni con caricias, tampoco es el sexo o las palabras bonitas, a mi lo que realmente me atrapa es el abrazo a la persona amada.
La tuve una vez, y de carne y hueso. Pero mi falta de madurez y mi ignorancia hicieron del cuento un horrible relato.
Lo cierto es, que no le hecho de menos ha ella, sino al hecho de tener a alguien y de poder darle un sentimiento verdadero.