¡Mar latino!
Entre las torres blancas
y el capitel corintio
te cruzó patinando
la voz de Jesucristo.
Guardas gestos inmortales
y eres humilde.
Yo he visto
salir marineros ciegos
y volver a su destino.
¡Oh Pedro de los mares,
oh magnífico
desierto coronado
de vides y olivos!