Dormí bien y agusto,
me acoste despues
de haberme dado el gusto
de comerme,
un litro de helado.
Noté como el chocolate
invadió mi ser,
pues mis gónadas,
entre un sueño
y el otro,
amanecieron saciadas,
de placer.
Oh placer,
cuanto placer
puedes a la vez
dar. Con ese
tamaño, dejare,
si,
de ser,
un ermitaño.
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