|
07-jun-2011
|
|
|
Esto va para los dependientes emocionales, como yo:
Cuando pongo pros y contras en una balanza, aunque el número de ítems sea el mismo en ambos platos, si uno de ellos se llama “pareja”, es como si fuera más denso que los demás, y por ende más pesado. En consecuencia la decisión se inclina a favor de ésta, aunque sepa que dicha relación de pareja no me conviene. El miedo a la nostalgia, el miedo a echar de menos, el miedo a no encontrar a otra, hacen la lectura de la balanza errónea. Es como el precio de los percebes: no es un alimento imprescindible, pero su escasez y dificultad de recolección, lo hacen caro.
Si racionalmente somos conscientes de todo esto y también sabemos que hay mil actividades intelectuales, sociales, deportivas, etc., que nos reportan placer y nos pueden conferir una gozosa autonomía, ¿por qué al final terminamos por sucumbir? ¿Acaso necesitamos suplir el amor que no nos profesamos a nosotros mismos mediante una tercera persona? En el fondo es como un “notario” que tiene que compulsar nuestra valía, para aumentar nuestro ego y después percibir todo ese abanico de sensaciones irreales, supuestamente agradables.
Sin embargo, el análisis racional de estas situaciones, ¿es suficiente para anular estas emociones? A la hora de dejar a una persona, la visceralidad, la forma melodramática y distorsionada de sentir, ¿condicionan nuestro pensamiento o es al revés?
La lógica dicta que hace falta una introspección objetiva, libre de música trágica, libre de escenas cinematográficas a cámara lenta en campos de Heidi, libre de “te quieros” con puestas de Sol y sobre todo dejar de ver una infinita ternura en su mirada y una excelsa dulzura en su voz, para poder ver la realidad con imparcialidad…
Lamentablemente aún no he conseguido esa profundidad de ideas y me dejaré arrastrar por las mareas del malquerer mientras exista, porque nací en forma de lágrima... Tengo más miedo a la añoranza que a la propia muerte...
Los mayores errores de mi vida los he cometido por motivos de faldas. Soy incapaz de tomar decisiones correctas cuando hay pareja de por medio. Las vísceras están muy bien para no hacer daño a los demás (ni a ti mismo) y actuar como seres humanos, pero me gustaría tener lo justito. El resto que se lo coma mi perro.
|
Última edición por Auto-Obstáculo; 07-jun-2011 a las 20:54.
|
|
|
07-jun-2011
|
|
|
Desde luego es un problema que a quien quieres no te quiera o que la(s) persona(s) con quien compartes la vida te lo pongan difícil, incluso te agredan emocional o psicológicamente.
Suele decirse que quien bien te quiere te hará llorar, que más vale malo conocido que bueno por conocer, o que no hay mal que cien años dure. Éstas y otras razones, como el miedo a quedarte solo, te impiden romper con el yugo de la dependencia a pesar de que sabes que vas a seguir pasándolo mal.
De eso se sirven los maltratadores, los abusadores, los chantajistas emocionales, saben que no te vas a rebelar, en nuestro caso peor, saben que no vas a saltar de la sarten al fuego, te instalas en la rutina de la amenaza, el desprecio, la mentira, el escarnio. ¿Para qué?, para obtener unas migajas, una falsa seguridad, para evitar el vértigo del abandono.
Todo por no tener un mínimo de autoestima, una red de apoyo que pueda amortiguar la caida, una alternativa para dejar en la estacada al monstruo y por ahí se pudra.
Una lástima.
|
|
|
|
07-jun-2011
|
|
|
Pienso que relaciones sanas y duraderas pueden darse entre iguales y si no con personas que tengan una ética intachable, por que si no hay equilibrio de fuerzas el asunto se complica.
|
|
|
|
07-jun-2011
|
|
|
Cita:
Iniciado por Auto-Obstáculo
Esto va para los dependientes emocionales, como yo:
Cuando pongo pros y contras en una balanza, aunque el número de ítems sea el mismo, si uno de ellos se llama “pareja”, es como si fuera más denso que los demás, y por ende más pesado. En consecuencia la decisión se inclina a favor de ésta, aunque sepa que dicha relación de pareja no me conviene. El miedo a la nostalgia, el miedo a echar de menos, el miedo a no encontrar a otra, hacen la lectura de la balanza errónea. Es como el precio de los percebes: no es un alimento imprescindible, pero su escasez y dificultad de recolección, lo hacen caro.
Si racionalmente somos conscientes de todo esto y también sabemos que hay mil actividades intelectuales, sociales, deportivas, etc., que nos reportan placer y nos pueden conferir una gozosa autonomía, ¿por qué al final terminamos por sucumbir? ¿Acaso necesitamos suplir el amor que no nos profesamos a nosotros mismos mediante una tercera persona? En el fondo es como un “notario” que tiene que compulsar nuestra valía, para aumentar nuestro ego y después percibir todo ese abanico de sensaciones irreales, supuestamente agradables.
Sin embargo, el análisis racional de estas situaciones, ¿es suficiente para anular estas emociones? A la hora de dejar a una persona, la visceralidad, la forma melodramática y distorsionada de sentir, ¿condicionan nuestro pensamiento o es al revés?
La lógica dicta que hace falta una introspección objetiva, libre de música trágica, libre de escenas cinematográficas a cámara lenta en campos de Heidi, libre de “te quieros” con puestas de Sol y sobre todo dejar de ver una infinita ternura en su mirada y una excelsa dulzura en voz, para poder ver la realidad con imparcialidad…
Lamentablemente aún no he conseguido esa profundidad de ideas y me dejaré arrastrar por las mareas del malquerer mientras exista, porque nací en forma de lágrima... Tengo más miedo a la añoranza que a la propia muerte...
Los mayores errores de mi vida los he cometido por motivos de faldas. Las vísceras están muy bien para no hacer daño a los demás (ni a ti mismo) y actuar como seres humanos, pero me gustaría tener lo justito. El resto que se lo coma mi perro.
|
tu texto me parece interesante, ademas me llega harto
|
|
|
|
07-jun-2011
|
|
|
Cita:
Iniciado por Ofelia89
El temor ya no es tanto, empiezas a relativizar las cosas. Porque ya has estado en lo más profundo del pozo y ahora ya no te da tanto pavor la oscuridad. La autoestima comienza a florecer, ves que no necesitas a nadie, que lo más importante eres tú. Y poco a poco, puedes empezar a tener relaciones sanas con los demás
|
El problema que veo es que en el momento en que empiezas a tener relaciones con los demás, nuevamente surge el miedo a volver al pozo. ¿No te pasa? Lo bueno de la soledad es la ausencia del miedo a perder algo. En el momento que construyes una relación, sabes que en cualquier momento la puedes perder.
|
|
|
|
07-jun-2011
|
|
|
Cita:
Iniciado por Auto-Obstáculo
En consecuencia la decisión se inclina a favor de ésta, aunque sepa que dicha relación de pareja no me conviene.
Si racionalmente somos conscientes de todo esto ¿por qué al final terminamos por sucumbir?
|
Esto me recuerda algo a un libro que leí "Las mujeres que aman demasiado", también es aplicable al hombre.
LA MUJER QUE AMA DEMASIADO:
Se enamora del hombre inaccesible que no puede satisfacer sus necesidades emocionales.
Persigue el sueño de convertir a su hombre en el príncipe azul gracias a su gran amor, quien por fin la hará feliz. No está en contacto con la realidad.
Su modelo es un amor inmaduro “romántico”, de arrebatos y sufrimiento.
No puede amar a los hombres que serían buenos para su vida, le resultan aburridos.
Vive con intensidad un cóctel de emociones (ansiedad, incertidumbre, celos, miedo, dependencia…) y a esto le llama amor.
Se siente irresistiblemente atraída por un hombre encantador, inmaduro, misterioso, inaccesible, problemático, necesitado de ayuda… a quien piensa que tiene que conquistar y cambiar.
Sufre continua e intensamente con su hombre, cuyo amor “necesita para vivir”; amor del que cada vez obtiene menos migajas, y por el que cada vez paga un precio más alto.
Cuando, todavía, ignora que está afectada de esta enfermedad emocional, se siente muy desgraciada. No entiende “por qué tiene tan mala suerte con las parejas”.
No se le ocurre preguntarse: ¿Esta relación es buena para mi?
Es una mujer hambrienta de amor, y por tanto dispuesta a soportar lo insoportable para tratar de obtenerlo.
Vive obsesionada por conseguir que su “hombre-droga” le preste toda su atención, todo su tiempo, todo su amor.
Ha perdido su libertad emocional y consume su energía vital en una relación imposible.
Ha olvidado sus sueños, desconoce sus potencialidades y no valora sus logros.
No digo que éste sea tu caso Auto-Obstáculo, no te conozco, pero sí es un caso de dependientes emocionales y seguro que algunos nos reconocemos en varias de las frases.
Cita:
Iniciado por Auto-Obstáculo
Sin embargo, el análisis racional de estas situaciones, ¿es suficiente para anular estas emociones?
|
Es análisis racional es necesario, pero no suficiente, un problema emocional no se puede solucionar sólo racionalmente. Hay que entender emocionalmente que es lo que sentimos y sentirlo. El problema viene cuando somos analfabetos emocionales (ya se que esto suena un poco fuerte) porque nos hemos autoobligado a no sentir.
|
|
|
|
07-jun-2011
|
|
|
Cita:
Iniciado por Caín
No se le ocurre preguntarse: ¿Esta relación es buena para mi?
|
El problema de base es, q no se le ocurre preguntarse eso por q no quiere, porq forma parte de su modelo vital buscar algo o alguien q la arrastre.
|
|
|
|
07-jun-2011
|
|
|
"El corazón tiene razones que la razón no entiende". Frase masticada, pero siempre cierta. El ser humano incluye lo racional y también lo emocional, y no se debe intentar superponer lo primero a lo segundo, pues siempre llevará a fracaso. Hay que aceptar que la razón poco tiene que hacer en el ámbito de lo emocional.
|
|
|
|
07-jun-2011
|
|
|
Cita:
Iniciado por StyH
El problema de base es, q no se le ocurre preguntarse eso por q no quiere, porq forma parte de su modelo vital buscar algo o alguien q la arrastre.
|
Algo de cierto hay en todo esto. Como seres humanos tenemos pulsiones básicas que satisfacer. Aunque suene un poco cursi, pero también tenemos la necesidad de amar así como de recibir este sentimiento de forma recíproca.
Ahora bien, la necesidad de emparejarse tiene un componente instintivo pero también tiene no pocas connotaciones de tipo social. El solitario (también llamado despectivamente solterón) de una cierta edad a veces recibe un cierto rechazo porque claro, lo normal es tener pareja, hijos, cuñados y la siempre plomiza suegra de turno.
¿Habéis visto la película de Hugh Grant "9 meses"? El personaje interpretado por Jeff Goldblum (sí, ese actor tan alto como feo), que era el típico cuarentón soltero y ligón de una noche, era vilipendiado por su entorno duramente durante toda la película como si el pobre tuviese la peste.
¿Por qué debe entenderse como un puto fracaso "quedarse para vestir santos"? ¿Es que una persona en estas condiciones no puede disfrutar de la vida y tener otro tipo de relaciones satisfactorias??
Para mí permanecer sin pareja debería ser una opción tan válida como cualquier otro estado civil.
|
|
|
|
07-jul-2011
|
|
|
Toda nuestra vida esta estructurada en torno a nuestro deseo sexual. No olvidemos a Freud
|
|
|
|
|
|