Hola a todos.
Sólo escribo para desahogarme un poco. Espero no aburrirlos. Lo que pasa es que tuve un día terrible en el trabajo. Recibí tremendo regaño de mi jefe y no me encontraba en una situación emocional adecuada para afrontarlo. Me sentí impotente. Lo que más me dio tristeza fue que se basaba en una serie de mentiras para criticar mi trabajo, y aun cuando yo, temblando, le hice ver que muchas de las cosas que dijo eran mentira, no le importó, ignoró el comentario y siguió tirándome mierda. El resto no quiero ni recordarlo. Todo el día estuve con un nudo en la garganta, a punto de llorar, lo que hice fue quedarme en mi cubículo perdiendo el tiempo en la computadora. Tenía para este día muchísimas responsabilidades y no pude hacer ninguna por lo que me afectó el regaño (que fue al empezar el día). Creo que ya voy a dejar ese trabajo, mañana ni me voy a presentar. Creo que este es el origen de mi timidez. Por eso se dice que la "culpa" es nuestra, pero no se podría llamar tanto culpa como... desgracia. Bueno, el caso es que siento que acontecimientos como este me atrasan meses en lo que llevaba avanzado tratando de superar la timidez. Pienso que si hubiera tenido el valor de contestarle lo hubiera hecho llorando, lo cual creo que hubiera sido más patético y me hubiera afectado más de lo que ya me afectó.
Para este año me hice el propósito de conseguir una novia, e iba bastante bien hasta hoy, conviviendo más con chicas y me comenzaba a sentir más relajado. Después de esto no puedo ni voltearlas a ver. Destruyó la poca virilidad que había acumulado.
Me gustaría citarles un fragmento de la "Carta al padre" de Franz Kafka, que tiene un poco que ver con este asunto:
"Por lo pronto, tú alineas mis fracasos de matrimonio junto con otros fracasos; en sí, nada tengo en contra de eso, a condición de que aceptes mi explicación del fracaso tal como la he expuesto hasta aquí.(...) Me atrevo a decir que en toda tu vida no te ha pasado nada que fuera para ti tan importante, como lo son para mí esas tentativas de casamiento. No quiero decir con esto que no hayas vivido algo tan importante como esto; al contrario, tu vida ha sido mucho más rica y más llena de inquietudes y más densa que la mía, pero precisamente por eso nada tan importante te ha pasado. Es como cuando un hombre tiene que subir cinco escaloncitos bajos y otro un solo escalón que, por otro lado, por lo menos para él, es tan alto como aquellos cinco juntos. El primero no sólo superará esos cinco peldaños, sino centenares y millares de peldaños más; habrá llevado una gran vida y muy esforzada, pero ninguno de los peldaños que habrá escalado sería tan importante para él como este otro único peldaño, el primero, el otro, el imposible de escalar aun empeñando en ello todas sus fuerzas, a cuya altura no puede subir, y más allá del cual, lógicamente tampoco puede llegar".
Siento que para mí el noviazgo es como ese único peldaño imposible de escalar.