Los salvados y los hundidos.

GARAITEZIN · 26-dic-2011

Leyendo el hilo titulado "¿Tienes a alguien que te pregunte "cómo estás"?", y a raíz de algunas de las respuestas que se dan en él, me ha venido irremediablemente a la cabeza un párrafo del libro "Si esto es un hombre", de Primo Levi.
La razón es que a pesar de tratar de un tema específico como las vivencias en un campo de exterminio nazi, creo que da la clave de la vida misma sin proponérselo, y explicando un ejemplo extremo de lo que yo creo que ocurre también en el día a día de un modo menos evidente.
Lo leí hace ya mucho tiempo, pero jamás he podido quitármelo de la cabeza, por que me impactó tremendamente.
El mismo Primo Levi no parecía creer que su ejemplo pudiera trasladarse a la vida diaria por una serie de razones que indica al principio del párrafo. Pero yo creo que sí, que lo que dice tiene una verdad tan esencial y tan brutal, que lo impregna todo, incluso lo cotidiano.
He resaltado en negrita los conceptos clave, (a mi criterio), para que se comprenda lo que quiero transmitir. Para que se capte el párrafo al vuelo solo aclararé un par de términos: la palabra "Lager" significa campo de concentración, y la palabra "musulmán" no se refiere aquí a los que practican la religión islámica, si no que es una palabra de la jerga de Auschwitz que designaba a los hombres-esqueleto, a los cadáveres andantes del campo.(Una teoría dice que el nombre se debía a que por su debilidad física muchas veces estaban arrodillados en el suelo, balanceándose como los musulmanes al orar.)

Allá va la cita:

Cita:

Me parece, en cambio, digno de atención este hecho: queda claro que hay entre los hombres dos categorías particularmente bien distintas: los salvados y los hundidos. Otras parejas de contrarios (los buenos y los malos, los sabios y los tontos, los cobardes y los valientes, los desgraciados y los afortunados) son bastante menos definidas, parecen menos congénitas, y sobretodo admiten gradaciones intermedias más numerosas y complejas. Esta división es mucho menos evidente en la vida común; en ésta no sucede con frecuencia que un hombre se pierda, porque normalmente el hombre no está solo y, en sus altibajos, está unido al destino de sus vecinos; por lo que es excepcional que alguien crezca en poder sin límites o descienda continuamente de derrota en derrota hasta la ruina. Además, cada uno posee por regla general reservas espirituales, físicas e incluso pecuniarias tales, que la eventualidad de un naufragio,de una insuficiencia ante la vida, tiene menor probabilidad. Añádase también la sensible acción de amortiguación que ejerce la ley, y el sentimiento moral, que es una ley interior; en efecto, un país se considera tanto más desarrollado cuanto más sabias y eficientes son las leyes que impiden al miserable ser demasiado miserable y al poderoso ser demasiado poderoso.Pero en el Lager sucede de otra manera: aquí, la lucha por la supervivencia no tiene remisión porque cada uno está desesperadamente, ferozmente solo. Si un tal Null Achtzehn vacila, no encontrará quien le eche una mano; encontrará más bien a alguien que le eche a un lado, porque nadie está interesado en que un «musulmán»1 más se arrastre cada día al trabajo: y si alguno,mediante un prodigio de salvaje paciencia y astucia, encuentra una nueva combinación para escurrirse del trabajo más duro, un nuevo arte que le rente unos gramos más de pan, tratará de mantenerla en secreto, y por ello será estimado y respetado, y le producirá un beneficio personal y exclusivo; será más fuerte, y será temido por ello, y quien es temido es, ipso facto, un candidato a sobrevivir.En la historia y en la vida, parece a veces discernirse una ley feroz que reza: «a quien tiene, le será dado; a quien no tiene, le será quitado». En el Lager, donde el hombre está solo y la lucha porla vida se reduce a su mecanismo primordial, esta ley inicua está abiertamente en vigor, es reconocida por todos. Con los adaptados, con los individuos fuertes y astutos, los mismos jefes mantienen con gusto relaciones, a veces casi de camaradas, porque tal vez esperan obtener más tarde alguna utilidad. Pero a los «musulmanes», a los hombres que se desmoronan, no vale la pena dirigirles la palabra, porque ya se sabe que se lamentarán y contarán lo que comían en su casa. Vale menos aún la pena hacerse amigo suyo, porque no tienen en el campo amistades ilustres, no comen nunca raciones extras, no trabajan en Kommandos ventajosos y no conocen ningún modo secreto de organizarse. Y, finalmente, se sabe que están aquí de paso y que dentro de unas semanas no quedará de ellos más que un puñado de cenizas en cualquier campo no lejano y, en un registro, un númerode matrícula vencido. Aunque englobados y arrastrados sin descanso por la muchedumbre innumerable de sus semejantes, sufren y se arrastran en una opaca soledad íntima, y en soledad mueren o desaparecen, sin dejar rastros en la memoria de nadie

Primo Levi. "Si esto es un hombre"

1 Con el término «Muselmann», ignoro por qué razón, los veteranos del campo designaban a los débiles, los ineptos, los destinados a la selección

Si alguien quiere leer un poco más, aquí dejo un enlace para encontrarlo en su contexto:

http://es.scribd.com/doc/55790681/9/...y-los-salvados

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KRONOS · 26-dic-2011

La fuerza es uno de los puntales de la vida. Porque la vida es una guerra cruel.

"Hay quien ha nacido para ser yunque y quien ha nacido para ser martillo"

El título me recuerda a "Breviario de los vencidos" de Cioran.

Gracias por el fragmento.

GARAITEZIN · 10-may-2012

Hago algo feo como rescatar un tema mío, para ver si alguien más aprecia una ley universal en las palabras de Primo Levi. En el campo luchaban por conseguir el aporte calórico para sobrevivir un día más. No lo iban a conseguir con lo que les suministraban, y necesitaban un aporte extra, que obtenían robando, trapicheando o mediante estrategias sociales o habilidades.

Cita:

Cita:

Con los adaptados, con los individuos fuertes y astutos, los mismos jefes mantienen con gusto relaciones, a veces casi de camaradas, porque tal vez esperan obtener más tarde alguna utilidad. Pero a los «musulmanes», a los hombres que se desmoronan, no vale la pena dirigirles la palabra, porque ya se sabe que se lamentarán y contarán lo que comían en su casa. Vale menos aún la pena hacerse amigo suyo, porque no tienen en el campo amistades ilustres

Casos extremos que con un poco de observación se encuentran en cada rincón en menor grado. Buscar calorías, buscar un trabajo, buscar espacio vital, buscar atención, sexo, reconocimiento, éxito comercial.
El número de temas que aparecen en la primera página de un foro o de un portal de anuncios es limitado. Luego el éxito o popularidad de unos desplaza como por selección natural a los otros, que van desapareciendo y quedando en el olvido. De este modo, tener algún tipo de éxito cuando el espacio o los recursos son limitados, crea competitividad...

InuYasha · 10-may-2012

Todo lo relacionado con el holocausto me da repelus. Y en especial, al pronunciar "Hitler" me corroe por dentro una sensación fatalista. Dios sabrá lo que sufrio esta gente en los campos... Apuesto a que no solo eran "campos" sino "campos de exterminio" donde se pondrian en escena todas las herramientas de tortura fisica/psicologica para matarlos. Vamos, electroshocks, hambrunas, venenos, gases, desnutricion, etc.

Terrible, como para no dormir.

Sobre lo que cuentas, estoy a favor de Platón al igual que Aldous Huxley en que ha de existir un sistema, donde los de arriba tengan la obligacion de acudir al rescate de los de abajo. Debe existir solidaridad. Pues hay mucho rico que merece ser pobre, y pobres que merecen ser ricos. Y no somos nadie para juzgar.

Sobre lo del musulman imagino que debe ser como llamar judio al que come judias. Pero no tengo ni idea. Quizas simplemente hallaron la Meca, cosa util en su situacion.

NoSomosNadie · 10-may-2012

"Porque al que tiene, se le dará más y tendrá de sobra; pero al que no tiene, hasta lo que tiene se le quitará" Mateo 25.29

Aquí Eckhart Tolle utiliza la misma frase, pero en sentido totalmente distinto:

La fuente de toda abundancia no reside afuera de nosotros, es parte de lo que somos. Sin embargo, es preciso comenzar por reconocer y aceptar la abundancia externa. Reconozca la plenitud de la vida que lo rodea: el calor del sol sobre su piel, la magnificencia de las flores en una floristería, el jugo delicioso de una fruta o la sensación de empaparse hasta los huesos bajo la lluvia. Encontramos la plenitud de la vida a cada paso. Reconocer la abundancia que nos rodea despierta la abundancia que yace latente dentro de nosotros y entonces es sólo cuestión de dejarla fluir. Cuando le sonreímos a un extraño, proyectamos brevemente la energía hacia afuera. Nos convertimos en dadores. Pregúntese con frecuencia, "¿qué puedo dar en esta situación; cómo puedo servirle a esta persona, cómo puedo ser útil en esta situación?" No necesitamos ser dueños de nada para sentir la abundancia, pero si sentimos la abundancia interior constantemente, es casi seguro que nos llegarán las cosas. La abundancia les llega solamente a quienes ya la tienen. Suena casi injusto, pero no lo es. Es una ley universal. Tanto la abundancia como la escasez son estados interiores que se manifiestan en nuestra realidad. Jesús lo dijo así: "Porque al que tenga se le dará más, y al que no tenga, aun lo que tiene se le quitará" .

Verandris · 10-may-2012

Cruel y brutal pero cierto. Me gustaría pensar que esto se terminó con los campos de concentración del nazismo pero ahí afuera todavía hay vencedores y vencidos, adaptados e inadaptados. En Africa, Oriente Próximo o China puede ser más sangrante pero no hace falta salir de nuestras fronteras para descubrir esa horrenda verdad. El hombre es un lobo para el hombre y, si no es vigilado por mecanismos de regulación más o menos eficaces, esquilmará, explotará, abusará sin límites y sin moralidad alguna. ¿Por qué somos la cúspide de la creación? Tenemos las manos manchadas de sangre, la criatura más inteligente, más adaptada, más hábil, más astuta, más criminal.

Soñadora · 10-may-2012

Es interesante el tema y un poco derrotista, no olvidemos que Primo Levi acabo suicidandose mucho tiempo despues ya que la experiencia que el vivió no es algo que se supere, creo yo. En comparación nuestros problemas son muy light... La lucha por sobrevivir en un campo no es comparable a ninguna otra.
Me viene a la cabeza el antiguo sistema de castas de la india y a los intocables que quedaban excluidos incluso del mismo y por lo tanto de la sociedad, estos nacian como tales y no habia nada que pudieran hacer para cambiarlo. Nosotros no creo que estemos adscritos a nuestra condición sino que mediante el mérito podemos superarnos y llevar una vida minimamente "normal". No tenemos porque considerarnos siempre en el lado de los hundidos...