Al margen de que no creo que ninguna opinión ajena sea mucho peor que la mía propia, creo que ya voy teniendo la capacidad crítica suficiente para juzgar si lo que dicen de mí es o no acertado. Si es acertado, no tengo de qué preocuparme, y si no lo es, tampoco.
Por otro lado, ya estoy harto de esconder la cabeza en el agujero cual cobarde avestruz. La verdad es dolorosa, pero a la larga te hace libre y te da serenidad y lucidez. El mundo fantasioso paralelo en el que he estado viviendo hasta ahora no me trae nada bueno a la larga.
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