Alguna vez conocí una mujer, me gustába mucho y nunca fuy capaz de decirle, finalmente un día muriá y que más remedio que escribir, lo comparto con ustedes
Aún recuerdo el primer día que te vi.
Con tus ojos para que atardeceres. Con tu rostro para que palabras
Solo mi cuerpo estaba presente allí
Mi alma sumergida en tus ojos, solo esperaba que hablaras
Esa fría madrugada robaste mi alma
Aquel mirar merodea las ruinas de mi mente
Solo sé que cautivaste mis sentidos y te llevaste la calma
Pero dejaste allí un recuerdo que acaricio agonizante
De todo un día las horas envidian los minutos que pase a tu lado
No podré olvidar jamás, que mirarte a los ojos no podía
Recordaré la ternura que me embriago
Para olvidar que las cenizas de tu mirar construyen otro día.
Me cautivaba tu mirada por que me mataba
Tenía miedo de susurrarte al oído
Porque mi ceguera me condenaba
Ahora reposas bajo la sombra del olvido.
Era tu rostro mi lenguaje
Y no se si es mejor vivir para recordarte
O haber muerto sin nunca hablarte
Tal vez sin ello vivir es solo soñar.