En un pueblo, que se hallaba en el continente asiático, sus habitantes se dedicaban a transportar cierto tipo de rocas, para luego venderlas (pues esa era el único modo de ingreso para sus habitantes ya que las tierras eran infertiles por la excesiva cantidad de rocas que habia en el lugar) esas rocas tenian un valor, por eso se las transportaba a empresas de la ciudad para que realicen ciertos productos.
En fin, no era raro ver cada día, a las personas cargando las rocas a los contenedores para su posterior transporte. Tampoco era raro ver a personas muy estúpidas (a todas les llegaba a pasar ocasionalmente, sin excepcion), que de ocasión en ocasión se sentaban a mirar la roca que debian llevar con sus propias manos, con la esperanza de que se muevan solas hasta el contenedor, gracias a un poder o mandato divino o suerte... o lo que sus fantasiosas mentes llegaran a pensar al respecto.
En consecuencia la cantidad de piedras transportadas era mucho menor a la que sería si no perdieran tanto tiempo fantaseando y llevaran las rocas con sus propias manos sin demora. Pero es entonces, que un muchacho de unos 15 años, el cual llevaba poco tiempo acarreando rocas, que presa de una fantasia extremadamente grande, se le ocurrio no llevar rocas con sus manos, sino esperar que se transportara por si sola. Su familia, la gente que lo conocia no comprendia cabalmente que era lo que pensaba el muchacho.
Paso mucho tiempo, y ya era un hombre cerca los 30... y seguia esperando que las rocas se movieran solas, contemplandolas... esperando un suceso que jamas llegaria. Si no se murio de hambre fue gracias a su familia y gente bondadosa que le daba algo de comer todos los dias.
Pasaron varios años, el ya comenzaba a envejecer, cuando ya por fin se cansó de esperar, y puso fin a su estupidez. Llevaba las rocas cada dia con gran entusiasmo, lo poco que ganaba ademas de usarlo para su sustento propio lo compartia alegremente con los niños del pueblo. Tanto tiempo evito el llevar las rocas, el esforzarse. Ahora las lleva y lo hace con alegria. Tanto tiempo evito dar de si mismo para llevar las rocas... sabiendo que es la única forma en que podría hacerse.