"...Por un lado, la energía retenida produce una insatisfacción interior y una inquietud, porque busca una salida, expresarse de un modo u otro. Y por otro lado, el juicio que se forma en mí, de fracaso, de no estar a la altura de las circunstancias, me perseguirá empujándome a que yo trate de recuperar este prestigio, de mejorar mi «marca» para demostrar que valgo igual o más que los demás. Éste es el origen de nuestro mundo de ensoñación, del mundo onírico que estamos constantemente elaborando; soñando en situaciones que me gustaría o que espero llegar a vivir, en las que yo podré demostrar mi capacidad, mi inteligencia, mi valor, y los demás tendrán que aceptar mi capacidad, mi prestigio, mi fuerza, etcétera. En mi sueño estoy jugando a ser la persona ideal que quiero llegar a ser, porque estoy tratando de compensar la imagen frustrada y el sentimiento carencial que tengo de mí."
|