Mi rutina del día a día. Una lucha inhumana, desequilibrada, injusta y cruenta.
Comentarios procaces, palabras de desdén y menosprecio, miradas furibundas, gritos y gestos chabacanos, extrabajadores reconvertidos a matones de barrio, masas enfervorecidas a mi alrededor buscando mi caida, escrutando mis defectos y echándomelos a la cara. ¿Era SÓLO eso lo que teníais reservado para mí? ¿No tenéis más? No hay descanso para el guerrero.
Porque la FS me tiene cogido por el cuello que si no...