He visitado una mina abandonada de Fe, Pb y Ag, en la cual trabajaban en unas condiciones esclavizantes y asfixiantes, alumbrados por una exigua lámpara de carburo:
Sólo había doce trabajadores en toda la mina (en otras minas colindantes había hasta niños) y, si no llenaban 37 vagonetas dentro de su jornada de 14 horas, no cobraban. El vapor de agua que expulsaban sus cuerpos se combinaba con las materias sulfatadas de las paredes, produciendo reacciones exotérmicas que elevaban la temperatura de las estancias hasta los 45 ºC. Y por supuesto estaba presente la neblina de partículas de sílice responsable de la silicosis.
Y esto es en España, y no ha mucho tiempo de ello.