Hay un refrán que dice:
"Es mejor estar callado y parecer tonto que hablar y despejar las dudas"
Muchos fóbicos sociales y tímidos hemos hecho de esta frase la guía para nuestra vida social. Y así estamos, reprimidos y callados por el temor al ridículo. Pero ese refrán tiene una falla, y es que para una persona normal, alguien que no habla nunca no es un tonto, es un psicópata que podría matarte en cualquier momento.
Mas allá de la exageración, ustedes mismos, si son muy callados (sea por timidez o simplemente porque no tienen ganas de hablar), habrán comprobado lo que generan en las otras personas: nerviosismo, incomodidad y temor. ¿Estas son la reacciones que provocaría en la gente un simple tonto inofensivo?
Una vez que reconocimos que quedarnos callados todo el tiempo, o esperar en silencio a ver si se nos ocurre
EL comentario, son estrategias que no sirven para socializar, no nos queda otra opción que hablar. Pero hay buenas noticias: el temor al ridículo del fóbico es solo una ilusión creada por su mente retorcida, que da por hecho que todos las personas son iguales a él, frías maquinas analizando cada palabra, cada gesto. Se imagina que si dice un par de comentarios fuera de lugar, lo tacharán de idiota por el resto de su vida.
Pero fíjense lo que hace todo el mundo cuando habla: dicen la primera tontería que se les cruza por la cabeza, hacen chistes todo el tiempo, uno más bobo que el otro…
Así que hay que despreocuparse y hablar, cuanto más lo hagamos mejor le caeremos a la gente, porque estamos demostrando que no tenemos nada que ocultar. Y si además podemos hacer reír, no importa que tan tontas sean las bromas, muchísimo mejor para nosotros.
Lo de arriba solo es efectivo si se acompaña con un lenguaje corporal medianamente decente. Lamentablemente muchos fóbicos y tímidos somos un verdadero desastre en este aspecto, nuestros movimientos no tienen naturalidad y nuestra voz es monótona e inexpresiva. Pero bueno esto se puede practicar y mejorar.