Los trastornos ansiosos se hacen cada vez más presentes en nuestra sociedad. Quizás tus padres o abuelos no entiendan cuando les menciones algo como la agorafobia, depresión, o fobia social. Y tú, ¿qué es lo que sabes?
Desde muy pequeña, Claudia fue una niña tímida. Creció sintiéndose siempre inferior al resto, lo que formó una personalidad retraída, insegura, introvertida y con una autoestima baja; pese a que tenía todas las condiciones para considerarse atractiva, tanto física como psicológicamente.
Según ella esto se hacía llevadero hasta que ingresó al colegio. Ahí se transformó en una pesadilla. Cada vez que iba a clases, rogaba para que la profesora no la interrogara, pues si lo hacía, su cara se cubría de un rubor intenso, sus manos comenzaban a sudar, y sentía taquicardia.
Esto ocurría siempre que se enfrentaba a una situación que le generara ansiedad, por lo que se hizo regular alejarse de los grupos de personas, o reuniones con gente desconocida. No se atrevía a preguntar dudas ni a conocer nuevos amigos.
Claro, cuenta, para todos sólo era “vergonzosa”, y ella también lo creía. No sabían que era algo que iba más allá de la simple timidez.
En su ingreso a la Universidad el panorama no varió, sólo se intensificó y comenzó a hacerse incontrolable. Tanto que dejó de realizar actividades por temor a sociabilizar con más personas.
Cansada y con el ánimo por el suelo, decidió pedir ayuda especializada. El psicólogo le diagnosticó una fobia social y fue derivada inmediatamente a psiquiatría. No fue fácil, ya que era complejo dejar atrás los prejuicios y resquemores respecto a los denominados “loqueros”, pero si eso podía ayudarla, continuaría.
Si esta historia te suena un poco familiar, debes tener claro que la fobia social es parte de uno de los muchos tipos de trastornos ansiosos. No se contagia, simplemente se cultiva. Lo importante es saber detectarla a tiempo antes que termine en algo irreversible o hasta en una depresión.
Según la Encuesta de Comorbilidad Nacional de Estados Unidos, éste es uno de los trastornos de ansiedad más comunes, y el tercero con mayor prevalencia. Se estima que 19,2 millones de estadounidenses la padecen y puede ocurrir en cualquier momento a lo largo de sus vidas. Sin embargo, es más frecuente en la adolescencia, la adultez temprana, e inclusive en la primera infancia. Estadísticamente, es también más común en mujeres que en hombres.
El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la American Psychiatric Association, define la fobia como el miedo persistente e irracional hacia un objeto, situación o actividad específicos (el estímulo fóbico), que da lugar a un deseo incoercible de evitarlo. Esto suele conducir a evitar el estímulo fóbico o a afrontarlo con terror.
En tanto, como su nombre lo dice, la fobia social es el temor acusado y persistente por una o más situaciones sociales o actuaciones en público en las que la persona se ve expuesta a individuos que no pertenecen al ámbito familiar, provocando el temor de sentirse evaluado.
¿Cómo diagnosticar si padeces esta fobia?
-La persona teme actuar de un modo o que se le noten los síntomas ansiosos, pues resultaría humillante o embarazoso.
-La exposición a los eventos sociales es temida y produce una respuesta inmediata de ansiedad, algo que puede derivar en una crisis de angustia.
- El individuo reconoce que el temor es excesivo o irracional.
- Resulta tan terrible exponerse a las situaciones temidas, que la persona comienza a actuar evitando lo que le provoca ansiedad o malestares intensos.
- En cuanto a los comportamientos de evitación, la anticipación ansiosa, o el malestar que aparece en situaciones sociales o actuaciones en público interfieren acusadamente con la rutina normal del individuo, con sus relaciones laborales (o académicas) o sociales, o bien producen un malestar clínicamente significativo.
- Posiblemente esconda su angustia bebiendo alcohol, consumiendo drogas o abusando de los fármacos.
Algunos de los síntomas
Si estás expuesto a cualquiera de estas situaciones, es frecuente que presentes la sintomatología que te entregamos a continuación:
Físicos: Rubor excesivo, sudoración profusa o hiperhidrosis, temblores, palpitaciones, náuseas, tartamudez y/o discurso acelerado, ataques de pánico, deseos de orinar, molestias gastrointestinales.
Cognitivos y emocionales: Miedo a bloquearse mentalmente, temor a la evaluación negativa, pensamientos negativos como “voy a hacer el ridículo”, miedo a manifestar los síntomas ansiosos, evitar eventos sociales, temor a conocer gente nueva, creencia de ser visto como ansioso, débil o raro.
La psiquiatría indica que el trastorno es comúnmente desarrollado después de la adolescencia y es más normal de lo que pensamos. Los especialistas recomiendan aceptarlo abiertamente en público, pues es el mejor modo de empezar a superarlo.
A menudo el entorno de quien la padece suele confundir erróneamente la fobia con la timidez, pero una persona con este trastorno es posible que no sea tímida.
Posibles tratamientos
Según el Manual, la fobia social presenta una buena respuesta frente a la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC), ya sea individual y grupal, siempre y cuando quien manifieste el trastorno reconozca su condición ante su entorno.
En gran parte de los casos está indicado también el tratamiento psicofarmacológico, que suele lograr respuestas donde la TCC sola no lo logra, además de acortar los tiempos de evolución. Y hasta ahora, el medicamento más utilizado por la efectividad es la paroxetina. No obstante, siempre es más recomendable la actividad física o la medicina alternativa.
Como toda fobia, o como todo padecimiento, es necesaria la voluntad de la persona y el apoyo de su entorno, y comenzar a enfrentar las situaciones que normalmente no haría.
No temas pedir ayuda profesional, hacerlo no te hará quedar como un “loco”, sólo estarás preocupándote por tu salud y adelantándote a una posible crisis futura.
http://www.biobiochile.cl/2012/07/02...a-salida.shtml